“Reforma” de altos costos y exiguos beneficios

GUILLERMO CARAM

Especial/Caribbean Digital

 

SANTO DOMINGO./A menos de los cien días usualmente concedidos de tregua a todo nuevo gobierno, éste ha incurrido en costos muy elevados sin garantizar consecución de  beneficios; dejando por el contrario una amarga sensación de connivencia al no tomar iniciativa firme contra indisciplinas e irresponsabilidades fiscales.

Guillermo Caram.

El gobierno ha apostado demasiado a la “reforma” para corregir el déficit recibido anunciado en RD$187,000,000,000 cuando pudo afrontarlo reduciendo gastos e incrementando recaudaciones administrativamente: eliminando exenciones irregularmente concedidas, discriminaciones en aplicaciones de tasas y procedimientos conducentes a evasiones.

Incurre en el costo político de enfrentar simultáneamente múltiples sectores, desde empresarios preocupados por repercusiones de la “reforma” en la competencia y competitividad, hasta clases populares que sufrirán transferencias de tributos al aumentar ITBIS al 18% y la degradación de la clase que tributa por gravámenes a intereses y propiedades; al despertar reacciones militantes y no brindar otra alternativa a grupos con aptitudes y actitudes de protesta, ya con una vida facturada, afectando desenvolvimientos económicos y armonía social; al disminuir la credibilidad presidencial quien prometió, durante la campaña, citando excelentes resultados en otras naciones, “tasas simples y bajas”, por degradar su consigna de “gobernar mediante pactos” a la habitual escuchadera de gobiernos PLDístas y por ser aparentemente permisivo en la introducción subrepticia de tributos cuestionantes de su autoridad.

A contrapelo de estos costos, no se vislumbran claramente beneficios. No se garantiza que esta reforma no correrá la misma suerte que las precedentes cuyos estimados de recaudaciones no se alcanzaron, incrementándose los déficits.

La pérdida de credibilidad presidencial se traducirá en desconfianza inhibitoria de capacidades de emprendimiento afectando producción y empleos, magnificadas por disminución de competitividad y competencia. Ante esta menor producción habrá menos exportaciones y más importaciones: más déficits en balanza de pagos presionando estabilidad cambiaria.

La menor producción generará desempleo, disminuyendo capacidad de compra incidentes en recaudaciones. Las nuevas tasas, altas y complejas, contrarias al predicamento de campaña, aumentarán la evasión. Pero el peor de los costos para el gobierno es la señal que emite que esta reforma parapeta las exigencias de disciplina y responsabilidades en el manejo de finanzas públicas que constituyen principales reclamos nacionales.

Sobretodo porque el déficit anunciado fue provocado en 30.5% por gastar en construcciones por encima de lo presupuestado, 23.5% por intereses ante una  deuda incrementada por déficit precedentes, 22.2% en sobreprecios de electricidad en favor de generadores, 10.4% en incremento de transferencias a instituciones públicas y privada y 9.5% a gastos del gobierno por encima de lo presupuestado.

Ante tal estructura deficitaria, resulta muy cuesta arriba la permeabilidad de nuevas imposiciones en el aquí y ahora dominicanos.