Mi exposición en el III Congreso del PRSC

Guillermo Caram

Especial/Caribbean Digital

SANTO DOMINGO.- Al reiterarnos la invitación como expositor del panel que sobre la realidad dominicana organizado dentro del III Congreso del PRSC, su  coordinador  nos orientó indicándonos que planteáramos cual sería nuestra propuesta si fuéramos candidato presidencial.

Guillermo Caram.

En sentido general, la propuesta tiene que orientarse a contribuir a restablecer aquellas modalidades propias de gobiernos reformistas que constituyen una exigencia de la sociedad dominicana de hoy y que sean susceptibles de aplicarse bajo las presentes circunstancias; para lo cual resulta imprescindible conquistar un segundo lugar en los próximos comicios o robustecerse en  el tercero para forzar una segunda vuelta y negociar la puesta en vigencia de esas modalidades.

Justificamos a continuación la necesidad de restablecer esas modalidades:

(1)              Lo esencial es la implantación de la concepción socialcristiana de la economía, de satisfacción de necesidades (productora de bienes con que alimentarse, vestirse, etc) y de pleno empleo, como medio ordinario – preferencial para mejorar las condiciones de vida de nuestras clases mas necesitadas; cuando hoy se prioriza mitigarla mediante subsidios cuyas consecuencias examinamos mas adelante.

(2)              Ello requiere apoyar las actividades productivas de bienes y servicios con que satisfacer necesidades (comida, ropas, etc) y crear puestos de trabajo para que los trabajadores puedan ganarse el sustento suyo y de sus dependientes.  El no apoyar las actividades productivas hace que las necesidades nacionales se satisfagan con importaciones, deteriorando la balanza comercial y poniendo en jaque la estabilidad de la nación. El pasado año terminamos un déficit comercial de US$ 8 192 millones, según el informe preliminar de la economía publicado por el Banco Central.

(3)              La falta de apoyo a las actividades productivas afecta el desempleo de nuestra mano de obra y su estructura. No en vano disponemos de un desempleo de 14.1% que sumado al subempleo y al empleo informal, desde los chiriperos hasta la delincuencia, se aproximan, a la mitad de la población económicamente activa. La respuesta actual a ésta situación son lossubsidios – tarjetas, bonos, etc.-  hasta el punto de preguntarnos por que hay siempre recursos para subsidios que se tornan túrbidos – por le clientelismo que generan, por los negocios de intermediación que han establecido prestamistas y comerciantes y la delincuencia en que concluyen – financiados por los contribuyentes; cuando el Banco Agrícola y Proindustria viven mendigando recursos o afectando otros sectores como la construcción para operar

(4)              Apoyar las actividades productivas implica un mayor financiamiento a la producción. Pero según el citado informe  del Banco Central los préstamos a la agricultura e industria constituyeron los sectores menos receptores de crédito, alcanzando apenas conjuntamente RD$9 935 millones mientras que al consumo y comercio se dirigieron RD$12783 y RD$ 17 467 millones respectivamente. En otra palabras hay casi tres veces mas créditos al consumo y al comercio que a la agricultura y la industria. Implica también apoyo del Estado en la infraestructura de producción lo cual ya hoy es imposible como demostramos mas adelante

(5)              Para prestar mas a la producción se requiere  reducir la tasa de interés, que está volviendo a aumentar – de septiembre a noviembre ha subido 2.6% – puesto que solo actividades altamente rentables como  consumo y comercio, especialmente  importador, pueden pagar tasas altas frente a una agricultura e industria, mas riesgosas, por ésta y otras razones.  Conviene advertir que las altas tasas fijadas por las autorices y pagadas con dinero emitido por la entidad emisora fomenta el rentismo en los tenedores de recursos materializado a través de depósitos en instrumentos financieros, en lugar de impulsar la inversión en sectores productivos. En otras palabras se fomenta la dependencia de tenedores de recursos al Estado, en lugar de prohijar inversiones en sectores productivos. Por supuesto que además de las tasas de interés hay que actuar sobre las normas crediticias y las calificaciones de crédito que recuden el mercado de prestatarios.

(6)              Pero la tasa de interés no puede reducirse mientras persista la indisciplina fiscalpredominante, caracterizada por elevados déficits originados en gastos excesivos del gobierno en comparación con las recaudaciones. Durante los primeros 9 meses del pasado año, las recaudaciones no le alcanzaron al gobierno para cubrir sus gastos corrientes y el servicio de la deuda, faltándole 1827 millones para ello y encontrándose imposibilitado de tapar el hoyo de una calle o carretera con recursos propios; y mucho menos en invertir en infraestructura de producción. Cuando gobernábamos, dedicábamos la mitad de las recaudaciones a inversión pública para generar empleos, para apoyar los sectores productivos en infraestructura y para satisfacer necesidades sociales.

(7)              Las consecuencias de ésta indisciplina es la vorágine de endeudamiento, ya no solo externo sino interno. En los últimos cuatro años la deuda pública (14 405 millones de US) se duplicó – la externa (9 309 MUSD) creció un 50% y la interna (5 096 MUSD) se quintuplicó – sin incluir el pasivo del Banco Central con sus depositantes. El crecimiento de la deuda interna, de suplidores y de bancos privados, de bonos; determina una estructura de una deuda a corto plazo y a altas tasas de interés. Durante los nueve primeros meses del año se dedicó la cuarta parte de las recaudaciones al pago de deuda pública, casi 225 millones de RD$ por cada dia laborable, sin incluir compromisos con suplidores, atrasos y cumplimientos de leyes como la de recapitalización del Banco Central. Con razón los presupuestos presentados apuntan a que la mitad de las recaudaciones se destinarán al servicio de la deuda. Recuérdese de nuevo que los reformistas invertíamos en obras la mitad de lo recaudado.

(8)              Como dependemos tanto del endeudamiento perdemos capacidad de maniobra fiscal, como acaba de diagnosticar, no nosotros que siempre lo hemos hecho, sino el Informe de los consultores franceses contratados por el gobierno,  y que se proyecta hacia todo lo económico, social y político. Por la dependencia a los financiadores se ejecutan proyectos que interesan o son rentables a ellos o suplidores en lugar de priorizar en función de las exigencias nacionales. El principal reflejo de ésta incapacidad maniobra lo constituye la precariedad de prestación de servicios públicos de agua, drenaje, energía, transporte para nuestras clases mas necesitadas sin dejar de reconocer su eventual incidencia en que productos producir para no competir con nuestros proveedores de recursos. El endeudamiento, finalmente, aumenta la dependencia económica y con ella la política y la social

(9)              En la política tiene su repercusión inmediata en la lesión a nuestra soberanía reflejada prójimamente en el tratamiento de la situación haitiana, de todos conocidos, frente a potencias que pretenden sobrecargarnos en su solución. Recordemos la constante  admonición del Presidente Balaguer quien siempre advertía con la seriedad debida sobre la gravedad de ésa situación para la supervivencia nacional. ¿Tiene el gobierno los grados de libertad necesaria para hacer lo adecuado ante la situación haitiana? ¿Puede dejar de aplicar las disposiciones migratorias que las potencias imponen en su propio país? ¿Puede con esa dependencia financiera aplicar sus disposiciones migratorias al mismo tiempo que las potencias quiere que acojamos migrantes? ¿Puede incluso propiciar e implementar la reconstrucción global de la institucionalidad haitiana en lugar focalizar su ayuda en proyectos específicos? ¿Se le reconocen sus aportaciones? ¿Puede postular y catapultar el protectorado del que ya comienza a hablarse  para éste fin?.

(10)         En lo social, observamos una degradación de valores admitida incluso por instancias progubernamentales al propugnar y propiciar en campañas publicitarias una sociedad de valores. Los subsidios para mitigar la pobreza fomentan una cultura de dependencia al Estado e inhibe la capacidad de emprendimiento al igual que la economía rentista ya señalada la inhibe para los que tienen recursos. ¿Pueden preservarse o rescatarse valores cuando el sistema de enseñanza está sometido a una gestión iconoclasta y que mostrado inescrupulosidad de administrar un simple desayuno escolar de pan y leche? ¿Pueden preservarse cuando destruimos las obras para preservar nuestro patrimonio público, incluyendo especialmente el ambiental? ¿Pueden preservarse o rescatarse valores dentro de sistemas de salud y seguridad social que descarte lo preventivo y ponga en manos financieras su administración?

(11)         Presionado por este doble flanco, la iniciativa particular va cediendo su responsabilidad al Estado y, como sin darnos cuenta, estamos estatizando cada vez mas nuestra economía. Dos millones de dominicanos – igual número de nuestras familias – dependen del empleo público, pensiones, tarjetas sociales, bonos de todo tipo (luz, gas, escolar, etc). La informalidad del empleo hace que las arcas públicas no se beneficien del crecimiento económico, mucho de ellos estimulados incluso por un sistema tributario sobrecargado como el impuesto a los cheques: De los chiriperos de siempre se está pasando a las actividades ilícitas magnificadas por la droga y el tráfico de sustancias, armas y personas que abona una delincuencia acicateada por el ocio determinado por subsidios y remesas.  Y hasta actividades esencialmente rentables, como el transporte, comercialización de combustibles y energía, se recuestan de un sistema de fijación de precios por parte del estada para encubrir sus ineficiencias o mantener altos márgenes de rentabilidad.

(12)          En esta contexto de degradación de valores, déficits, endeudamiento, dependencia, estatización, subsidios, rentismo de los que tienen y dependencia de los que no tienen, deterioro del aparato productivo, consumismo importado,  soberanía amenazada, etc; podríamos preguntarnos si la dominicanidad será capaz de  resistir las provocaciones provenientes de lo propio y ajeno y vecino; observando especialmente la vocación a injerencias sorpresivas en lo político y militar, siempre inclinada a la  violación de soberanía y demás esencias que le son consustanciales.

En función de todo lo anterior, los reformistas tenemos la obligación frente a la nación, la historia, a nuestro líder y a nosotros mismos; de contribuir a restablecer aquellas modalidades de gobernar que permitieron transformar el país después de haber sido desgarrado por fuerzas contrarias al interés de la domincanidad y a la suerte de su población.

Y eso solo será posible con disciplina fiscal, tributación equitativa, freno al endeudamiento, apoyo a los sectores productivos, prestación adecuada de servicios públicos, tratamiento no discriminatorios de programas de asistencia sociales, preservación ambiental, etc; que caracterizaron nuestros gobiernos.

Muchas Gracias