Rescatar nuestra dignidad como país

Por: Ramón Antonio Veras

 I.- El ser humano, su nacimiento y el sistema

1.- Ningún ser humano escoge el lugar de su nacimiento, como tampoco puede saber la organización económica que funciona allí donde va a llegar al mundo terrenal. Ambas situaciones escapan a su decisión o mandato.

2.- Lo ideal fuera que cada quien pudiera adivinar el ambiente donde ha de aprender la forma de comportarse.

3.- De igual manera, lo mejor sería desde siempre vivir en un sitio delicioso, algo así como en un paraíso, donde todo sea felicidad, jamás en un infierno, en una área de castigo.

4.- Las dominicanas y los dominicanos, nos formamos y desarrollamos en un espacio en el cual predomina una formación económica que funciona independiente de la voluntad de la generalidad de los que aquí habitamos.

II.- La gente, ganancia y moral

 5.- La totalidad de la población dominicana, no tiene las mismas posibilidades, ni igual forma de pensar sobre lo que es fruto del proceder limpio y el actuar apegado a la suciedad.

 6.- La moral, integrada por un conjunto de principios que deben seguirse sobre el bien y el mal, históricamente ha cambiado conforme el ordenamiento económico y social vigente en un país y en una época determinada.

7.- La conformación como está organizada la sociedad donde estamos conviviendo dominicanas y dominicanos, se acomoda perfectamente a todo aquel que está en disposición de hacer lo que le genera rendimiento.

8.- El dinero, la mercancía más apreciada en todo el sistema capitalista, sirve para resolver problemas y adquirir todo aquello que tiene un valor monetario y se encuentra en el mercado.

9.- Las personas que gustan exageradamente de los cuartos, llegan a embriagarse de tal manera que ven en las monedas y en los billetes de bancos, la razón de su vida. El individuo que enloquece por el dinero, para poseerlo es capaz de llevar a cabo los actos más deleznables.

10.- En una comunidad humana que descansa en la plusvalía, moralmente se justifica todo aquello que hace posible la ganancia, sin importar que para lograrla el método aplicado sea sucio o limpio, porque lo que cuenta es el resultado, lo beneficioso.

11.- En nuestro medio es lícito instalar un centro escolar para parvulitos, una casa de prostitución o una asociación con fines piadosos, que se sostenga con el diezmo y las inversiones que resulten del mismo.

12- Dependiendo la visión que cada quien tiene de la vida y el mundo terrenal, emite su opinión con relación a lo bueno y a lo malo, y de lo que es moral e inmortal. Su ideología hace de guía de las acciones a ejecutar.

 III.- No debemos aceptar un modelo que nos avergüenza

13.- Muchos de los habitantes del país nuestro, por el hecho de permanecer abrumados por diferentes problemas, no se han detenido a pensar en el estado de descalabro material, espiritual, social, económico y moral que nos encontramos.

14.- Está a la vista de todas y todos, que nos estamos moviendo en un ambiente que moralmente deshonra, porque el deshonor y la indignidad ya no asombran, y da lo mismo ser sinvergüenza que tener dignidad.

15.- El país tenía que convertirse en lo que es hoy, el medio ideal para desvergonzados e impúdicos, para que adolescentes en sus escuelas gocen exhibiendo sus nalgas en blumen.

16.- Las mujeres y los hombres, que en este país creemos que nuestro pueblo ha luchado para vivir dignamente, estamos en el deber de accionar para impulsar la creación de un ambiente nuevo, de progreso y decencia.

17.- La realidad dominicana de hoy, impone sea cambiada, por la brega política y social de fuerzas democráticas comprometidas con el adecentamiento de la vida pública y el bienestar de todas y de todos.

18- La descomposición ética y moral, que nos lesiona vivamente, no debe continuar como hasta ahora, por lo que es un compromiso político, social, cívico y ciudadano eliminar el modelo económico que nos avergüenza ante la comunidad internacional.

 Ideas finales

 19.- Poco a poco, lentamente, el orden social actual va demostrando su incapacidad para darle respuesta a las demandas más sentidas de nuestro pueblo.

20.- La organización económica predominante aquí, genera pobres en abundancia, lacras sociales de todo tipo, las inmoralidades están a la orden del día, es notoria la infuncionalidad del sistema de salud, educativo y judicial, al igual que la inseguridad de vida y de bienes.

21.- Que nadie se engañe. Aquí sintonizan muy bien, se compenetran a gusto, se entienden a las mil maravillas y hacen buena liga, el moralmente torcido y el que dice ser honesto. Porque no sirve para el desarrollo humano, el modelo económico dominicano no hay nada que recomendar para salvarlo desde el punto de vista ético y moral. La sociedad donde vivimos, no debe ser apoyada, ni propugnar por su salvación.

22.- La colectividad dominicana, o por lo menos la mayoría de ella, para llegar a disfrutar de una existencia digna debe hacer suya la idea de que es una cuestión de honor, no continuar viviendo en el actual fango social que causa hastío.