En 10 años, el planeta ha perdido el 14% de los arrecifes de coral

Caribbean Digital

El 14% de los arrecifes de coral de todo el mundo han desaparecido entre 2009 y 2018; son unos de 11.700 kilómetros cuadrados, una cantidad superior a todo el coral vivo de Australia.

Es la consecuencia del calentamiento de las aguas y otros cambios en los ecosistemas marinos. Así lo indica el último informe Estado de los arrecifes de coral del mundo: 2020, elaborado por la Red Mundial de Vigilancia de los Arrecifes Coralinos.

El documento proporciona el retrato más actualizado sobre los efectos que están teniendo el aumento de las temperaturas marinas sobre los arrecifes del mundo.

Desde 2010 casi todas las regiones del planeta han experimentado pérdidas de coral, si bien los principales descensos se dan en la marina alrededor de la Península Aábiga, Asia meridional, Australia y Pacífico.

Las probabilidades estadísticas de declive superan el 75% en esas regiones, así como en el Este asiático y el Océano Índico Occidental, que contienen conjuntamente casi el 50% de todos los arrecifes de coral del mundo.

Los episodios de declive pronunciados se corresponden con los aumentos rápidos de las temperaturas

Gran barrera de coral, febrero de 2017. Foto de The Ocean Agency / Coral Reef image bank

“Un mensaje claro que se desprende del estudio es que el cambio climático es la principal amenaza para los arrecifes del mundo y que todos tenemos que poner de nuestra parte reduciendo con urgencia las emisiones de gases de efecto invernadero y mitigando las presiones locales”, señala Paul Hardisty, director ejecutivo del Instituto Australiano de Ciencias Marinas.

Este análisis muestra que los fenómenos de decoloración del coral a gran escala, provocada por las elevadas temperaturas de la superficie del mar, constituyen el principal factor de perturbación y de desaparición de los corales del mundo.

Las gráficas del estudio muestran de forma casi invariable como los descensos pronunciados en la cobertura de coral se corresponden con aumentos rápidos de las temperaturas de la superficie marina, lo cual se interpreta como una demostración de la vulnerabilidad del coral frente a picos de temperatura. Es “algo que es probable que se produzca con mayor frecuencia a medida que el planeta prosiga su proceso de calentamiento”, se señala en las conclusiones

El gran episodio de 1998
Sólo el fenómeno que se produjo en 1998 acabó con la vida del 8% del coral mundial, lo cual equivale a alrededor de 6.500 kilómetros cuadrados de coral.

Los mayores impactos de estos acontecimientos de muerte masiva por decoloración se registraron en el Océano Índico, en Japón y en el Caribe, con efectos de menor intensidad observados en el Mar Rojo, el Golfo, en el Pacífico norte –en Hawái y las Islas Carolinas– y en el Pacífico meridional –en Samoa y Nueva Caledonia.

Los arrecifes de coral de todo el mundo se hallan bajo un estrés incesante no solo por el calentamiento provocado por el cambio climático sino debido a otras presiones de carácter locales, como la sobrepesca, el desarrollo insostenibles en los litorales y la disminución de la calidad del agua o su contaminación.

“La pérdida irreversible de los arrecifes de coral sería algo catastrófico”, señala esta organización.

Pérdida de biodiversidad
El informe también resalta que las algas de arrecife, que crecen durante periodos de estrés, se han incrementado un 20% durante la última década (de 2020 a 2019) coincidiendo con reducciones de la cobertura de coral duro.

Esta transición progresiva del coral a las algas como elemento dominante en las comunidades de los arrecifes reduce el hábitat complejo que resulta esencial para sustentar altos niveles de biodiversidad.

“Existen tendencias claramente inquietantes que apuntan a una pérdida de corales, y cabe esperar que estas tendencias continúen mientras persista el calentamiento del planeta” señala Paul Hardisty.

Ejemplos de recuperación
Sin embargo, el informe también revela que muchos de los arrecifes de coral del mundo se mantienen resistentes y pueden revitalizarse si las condiciones lo permiten. Este hecho abre la puerta a la esperanza de que a largo plazo se puedan recuperar “si se toman de inmediato las medidas necesarias para estabilizar las emisiones y poner freno al calentamiento de las aguas en el futuro”.

“Algunos arrecifes han mostrado una importante capacidad para reponerse, lo cual ofrece esperanzas de recuperación para los arrecifes actualmente degradados”, esgrime señala Paul Hardisty.

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(Con información de La Vanguardia)