Y Santiago Rodríguez, ¿cambiará también?

Por Néstor Estévez
Especial/Caribbean Digital

La provincia Santiago Rodríguez hace mucho tiempo que merece y espera mejores condiciones para sus habitantes.

Con una sencilla revisión a nuestra historia, podremos encontrar episodios y acciones que, a primera vista, parecen consecuencias del azar. Pero con un poco de dedicación puede encontrarse que, como se decía en una famosa serie, “quizás la historia esté al revés”.

Hasta hace poco se creía que la propia fundación del caserío, hoy convertido en casco urbano de Sabaneta, se debía a aquella migración forzada de Santiago Rodríguez, su familia y sus amigos, luego de que incendiaran a Dajabón, en 1844.

Gracias a indagatorias de estudiosos nuestros, entre quienes destaca Papo Fernández, nos encontramos con que antes del siglo XIX ya teníamos una población significativa en el norte y este del Yaguajay, en torno a la ubicación 19°28’40.6″N 71°20’28.5″W, en donde luego se establecería la sede provincial.

Quizás por ese limitado conocimiento, hoy nos encontramos con muy escasa actividad ciudadana de cara a ejercer un rol activo en el devenir de un territorio con grandes potenciales, pero con serias dificultades para esclarecer y unificar su visión.

Para poner un ejemplo, la que podría ser considerada como principal obra gubernamental de Santiago Rodríguez, la Presa de Monción, podrá tener todas las bondades que queramos adjudicarle, pero también tiene sus bemoles.

Podremos decir que es la más alta de Las Antillas, que es un hermoso atractivo turístico, que abastece de agua a gran parte de la región. Pero hay que admitir que quien aporta el agua es quien menos beneficios está obteniendo de la referida presa.

¿Por qué en Monción pasan penurias por agua potable? ¿Por qué ni el agua acumulada ni la electricidad generada benefician directamente a ninguna zona santiagorrodriguense? ¿Ocurriría igual si la obra fuese resultado de una estrategia de desarrollo provincial? ¿Qué pasaría si contáramos con líderes que consideraran a los pobladores como entes activos del territorio?

Solo hemos aludido a la Presa de Monción como ejemplo, pero igual podría decirse de casi todas las obras gubernamentales de Santiago Rodríguez, incluyendo la proyectada Presa de Boca de los Ríos.

Ahora tenemos una oportunidad. Nuestro país ha confiado, mayoritariamente, en una propuesta de cambio. Luis Abinader, el presidente escogido en consonancia con esa propuesta, está dando positivas señales de cara a impulsar el desarrollo de la región. Entre esas señales destaca lo que se ha dicho y hecho para relanzar el Puerto de Manzanillo. Nuestra provincia podría conectar en tiempo record, vía Martín García, con esa nueva puerta al mundo.

Queridos comprovincianos, hay quienes observan con actitud pasiva lo que ocurre en derredor. Hay quienes asumen una actitud reactiva ante ese mismo estímulo. Hay quienes, intentado superar la mera acción contestataria, intentan adelantarse a los acontecimientos, con actitud preactiva. Y hay un grupo, regularmente reducido, que no se contenta con adelantarse a los acontecimientos de manera simple. Se trata de quienes generan los cambios que les serán favorables. Son personas proactivas.

Nosotros, ¿qué haremos? Nuestra provincia espera y merece nuestra proactividad. Esa actitud no debe ser exclusiva de autoridades, ni de santiagorrodriguenses con inquietudes. Para eso se necesita un triángulo de poder, integrado por decisión, conocimiento y trabajo.

Esa debe ser la opción del conjunto de quienes sientan y entiendan la necesidad de hacer sinergia para que, entre autoridades (decisión), profesionales (conocimiento) y las fuerzas vivas (trabajo), con la diversidad que caracteriza a nuestro pueblo, impulsemos los procesos que redundarán en real impacto y desarrollo para una provincia que merece y espera mejores condiciones para sus habitantes.