Verdades inmutables de la comunicación

POR J. LUIS ROJAS

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Para crear y mantener climas laborales, en los que el talento humano se sienta importante, valorado y respetado, la comunicación es un factor clave, ya que ésta es una forma consciente de intercambiar ideas, sentimientos y de defender posiciones, sin la intención de herir e imponerse a los demás. Siempre que los colaboradores internos tienen la posibilidad de comunicarse sin obstáculos y sin miedo a represalias, sus relaciones interdepartamentales, laborales y humanas contribuyen a establecer ambientes laborales colaborativos, creativos y altamente productivos.

De manera concisa, la comunicación, más allá de sus distintas modalidades, es un proceso en el que emisores y perceptores emplean códigos, mensajes y canales, para compartir e intercambiar creencias, costumbres, informaciones, opiniones, puntos de vista y percepciones, buscando con ello establecer determinados niveles de retroalimentación. Al rededor de la comunicación existen verdades incuestionables. Por ejemplo, sin comunicación es casi imposible gestionar de manera adecuada cualquier tipo de proceso.

En función de lo planteado, podría afirmarse que la comunicación es un eje que atraviesa todos los procesos que tienen lugar dentro y fuera de las organizaciones. Entiéndase, procesos administrativos, de producción, de comercialización, de intercambios comerciales,

de relaciones interpersonales y sociales. Sin duda, la comunicación es un proceso interactivo, que facilita la operación efectiva de otros proceso organizacionales. Hoy, pocas cosas se pueden llevar a cabo al margen de la comunicación.

En los distintos ámbitos de la comunicación se han establecido realidades y verdades que suelen asumirse como si fuesen axiomas.  En este orden, se considera que la gestión inadecuada de la comunicación afecta el desempeño, la reputación, la credibilidad, la imagen pública y el capital relacional de las empresas e instituciones. Además, los ciudadanos/clientes perciben y sienten cuando la comunicación de una organización es deficiente. La comunicación esférica o participativa en las entidades elimina los problemas por malentendidos, suposiciones, así como aquellos mensajes provenientes de chismes y de propósitos malsanos.

Otro axioma es el que establece que las organizaciones que planifican, ejecutan y controlan sus objetivos, estrategias y acciones tácticas de comunicación, tomando como referencia su marco estratégico, son más empáticas, más humanas, más inclusivas, más sustentables y sostenibles. Es una quimera tratar de crear y mantener climas laborales sanos, productivos y competitivos, de espalda a la comunicación. La comunicación es el corazón de la coordinación de actividades y tareas, así como de la canalización de esfuerzos y recursos hacia los objetivos que persigue las empresas e instituciones.

Una verdad incuestionable es que para lograr que la comunicación sea efectiva, será necesario que haya interacción, comprensión, entendimiento, libre intercambio de ideas y respeto, entre la organización, sus colaboradores internos, sus otros grupos estratégicos y de interés. También es verdad que si todo el personal de una organización se comunica sin obstáculos, entonces las relaciones interdepartamentales, laborales y humanas, ayudarán a crear un clima laboral positivo y colaborativo.

La comunicación será creíble en la medida que exista un talento humano con las competencias y experiencias requeridas para planificar, ejecutar y dar seguimiento a la comunicación dentro y fuera de las organizaciones. Las empresas e instituciones que operan bajo una filosofía y cultura corporativa, emplean la comunicación organizacional como medio para evitar que las actuaciones, decisiones e intereses de sus colaboradores internos, se dirijan hacia ámbitos diferentes a los planificados.

Una verdad inmutable es que cuando la gestión de la comunicación interna y externa es inadecuada, de manera automática aumentan los niveles de incertidumbre, surgen los rumores, las personas se sienten inseguras, amenazadas, excluidas, asumen actitudes defensivas y se muestran indiferentes ante los logros y fracasos de la organización para la que laboran. Al fin y al cabo, los mejores mensajes de la comunicación son los rostros de alegría que manifiestan los colaboradores internos, los clientes y consumidores, cada vez que tienen la oportunidad de interactuar libremente y sin ningún tipo de obstáculo con todos los subsistemas que integran el sistema organizacional.