República Dominicana, no retrocedamos.

Víctor Bison Haza

Especial/Caribbean Digital

SANTO DOMINGO.– El pasado 12 de enero, el Wall Street Journal y el Heritage Foundation publicaron su Índice de Libertad Económica. Este mide la libertad económica de cada país en base a 10 indicadores que evalúan la apertura, el Estado de Derecho y la competitividad. En esta edición del índice, Latinoamérica salió muy bien evaluada, con 25 países mejorando su posición y solamente cuatro países perdiendo terreno. Lastimosamente, la República Dominicana se ubicó en ese pequeño grupo de países cuya libertad económica retrocedió en el 2010.

Diputado Ito Bisonó. Foto de archivo.

La República Dominicana ocupó la posición número 90 entre los 197 países evaluados, cuatro posiciones menos que el año pasado. Con un marcador de 60.0 entre 100 puntos posibles, el país se situó al fondo de la lista de los “moderadamente libres”.

El informe indica que la competitividad económica a largo plazo de la República Dominicana se ha tornado vulnerable en años recientes. Asegura que “el progreso en reformas estructurales y un necesario ajuste fiscal han disminuido su velocidad debido a intereses arraigados”; y dice que “la corrupción y la falta de habilidad de hacer cumplir el estado de derecho continúan, afectando las inversiones y el clima empresarial”.

Mientras nosotros retrocedíamos, nuestros pares en Centro y Sur América no perdieron tiempo en avanzar.

Colombia ocupó el puesto número 45 en el índice, subiendo 13 escaños desde el año pasado; Costa Rica el número 49, 5 posiciones arriba que en el 2010; y Panamá obtuvo el puesto 59, uno más que el año pasado. La competencia no se detiene y si nosotros no nos esforzamos por mejorar, nos vamos a quedar atrás.

Si bien es cierto que el marcador obtenido en el Índice sitúa a la República Dominicana 0.3 puntos arriba del promedio mundial, esto no es suficiente. No nos podemos conformar con tener un marcador mediocre.

Contamos con la capacidad de escalar posiciones en el índice, por lo tanto debemos hacer todo lo posible por continuar – y acelerar – las reformas que fortalezcan el estado de derecho y que generen un clima de inversión propicio pues solo a través del fortalecimiento del sector privado será posible generar el desarrollo económico a largo plazo que se merece nuestro país.

Para lograr esto, es importante que el ambiente macroeconómico y regulatorio sea favorable para las inversiones.

En este tema también nos falta mejorar. En el ranking “Doing Business” del Banco Mundial, que mide la facilidad de hacer negocios, la República Dominicana está en la posición número 91, por debajo de Panamá (72), Colombia (39), y México (35). Este ranking toma en cuenta varios indicadores; entre estos salimos especialmente mal calificados en la “facilidad de comenzar un negocio” y en la “facilidad para registrar propiedad”, ambos importantes pasos para establecer un negocio formal.

Como indican los economistas James Gwartney y Robert Lawson, autores de la respetada publicación Economic Freedom of the World, las economías libres atraen más inversión, son más productivas y tienen un mayor crecimiento que las economías que no son libres.

República Dominicana tiene un gran potencial que no nos podemos dar el lujo de dejar pasar. No nos conformemos con lo “regular” o lo “promedio” si podemos estar entre los mejores.

Continuemos liberalizando la economía, el 33 por ciento de la población que vive en pobreza nos lo exige.

El autor es Diputado por el Distrito Nacional.