Poniendo Espejos: “El Cantante Derecho Típico”

Rogelio Hernández

Para mi estimado amigo y maestro de la música, William Espinosa Familia, del cual espero las observaciones críticas correspondientes, por mi atrevimiento de entrar en terrenos no muy conocidos; todo impulsado por mi gusto por el buen y sano arte y el inculto oído musical.

“El Cantante Derecho Típico”
En el argot musical típico, así les llaman a los cantantes con un tono y color de voz con característica propia, que siguen los tradicionales y antiguos compases del merengue de ese género.

Con la desvirtualización y la influencia de otros géneros, algunos tóxicos, el papel del llamado cantante derecho ha pasado de un primer a un segundo plano, poniendo en peligro su permanencia y estabilidad en el empleo.

Se puede observar que este personaje poco ha evolucionado, por lo que es recomendable algo de cambios para su permanencia, sin que se pierda la esencia. Actualmente, como dije, relegado a un segundo plano, sigue con sus tonos y forma de agarre del micrófono cantando las mismas canciones de hace 100 años con el clásico manejo de: «… fui a la Vega, a la Vega fui…». Ya es poco utilizado en las grabaciones y las fiestas. En estas últimas por lo general esos cantantes terminan borrachos, pues como sólo hacen los derechos, que son los menos, y ni para coros los usan, al disponer de tiempo suficiente se las pasan con un vaso en las manos para la ingesta de «románticos canallas» (Ron), en ocasiones donados por los fans de poderíos económicos que gustan de los “derechos”, como son los caciques aldeanos, galleros, peloteros, riferos, politiqueros, chapios-dependientes y otros no menos «importantes», quienes por lo regular asisten a las fiestas acompañados de sus “mamis”, parejas formales o “chapiadoras” de turno, con vestimentas impactantes y entrenamientos en bailes sexualizados, que llenan de orgullo egotista a los chapiados que compran y usan sus servicios en las modalidades convenidas; mudadas y mantenidas como primera o segunda o tercera base, damas de compañías, chicas de alterne, etc. En compensación, para ellos van los saludos de rigor que llenan lo egos de los saludados, muy propios en ese tipo de fiesta.

Es indudable, que la situación de estos nobles e importantes cantantes no es halagüeña, por lo que, justo sea revalorada por los dueños y directores actuales de los conjuntos musicales típicos, los cuales, lamentablemente, parecen más interesados en la evolución negativa del ritmo y la obtención de ganancias a todas costas. Ellos merecen más oportunidades y mejores y dignas condiciones laborales, para vivir y ofrecer su arte de cantores. De lo contrario, es recomendable que se animen a formar tiendas apartes y que los “típicos” o caricaturas de típicos, contaminados por los raperos, dembowseros, reguetoneros, “disparatosos” vulgares y plebes, etc. sigan sin ellos para ver qué pasa.

Adele: «La música es un arte para escuchar y entra por los oídos…”

¡No sé de música, pero tengo oído y sensibilidad especialmente social!

Luz, más luz. (Goethe).
Rahj