Ojalá aprendan de Silvio

Caribbean Digital

En Mojito News, como en otros bares, ocurren altercados. Incluso aplicamos el derecho virtual de admisión. Claro que no nos gusta echar a nadie con un clic, porque este es un espacio para la socialización. Y la cultura es enemiga de la censura y hermana mayor de la diversidad y de la libertad de expresión. Pero esos dos derechos van acompañados de unos deberes éticos. Usted no puede exigir que se le respete su elección de vida e ir por el mundo con amenazas, acosos y ataques a todo aquel que no milite, piense o viva a su manera.

En los bares reales alguna gente se pasa de trago y alza la voz, molesta a otros usuarios y hasta se marcha sin pagar. En los virtuales no es muy diferente. Esta semana un cliente se “arrimó a la barra” y protestó porque en una entrada titulada “Los bares de Guillén”, publicamos una foto del Poeta Nacional de Cuba con el cantautor Silvio Rodríguez. El usuario en cuestión escribió un comentario soez, en el que arremetió contra el artista y amenazó con boicotear el “bar”. Su pataleo tenía un motivo: “Mojito News hace propaganda a comunistas y acólitos del régimen cubano”. Y también una equivocación: imponer su opinión en un blog personal.

Este texto no es para defender al autor de Ojalá. A Silvio Rodríguez lo defienden sus canciones. Lo defienden millones de fans alrededor del mundo. Lo defiende su necedad. Y lo defiende su vida, dedicada a escribir lo que siente, a decir lo que piensa, a cantar en trincheras (al lado de guerreros reales), en cárceles y barrios pobres. No conozco a otro artista cubano que entregue su arte, como ha hecho Silvio durante años, en la Cuba profunda, junto a los más humildes, sin que tuvieran que pagarle un centavo por sus conciertos. No digo que sea el único, pero sí me atrevo a asegurar que es quien más lo practica.

Dicho esto me voy a referir a quienes en los últimos días se han lanzado a una campaña brutal (porque es de brutos) contra dos conciertos de Silvio en Madrid (26 de septiembre en el centenario del Partido Comunista de España y el 2 de octubre en el WiZink Center). Para ser más concreto hablo de un grupo de “exiliados cubanos” que se ha tomado en serio la Ley Helms-Burton y piensan que la extraterritorialidad de las medidas contra Cuba también aplica para boicotear conciertos de artistas cubanos en cualquier capital de Europa.

No imaginemos a centenares de españoles iracundos que gritan para que se cancelen los conciertos de Silvio Rodríguez. No, eso no lo veremos. Se trata de unos cubanos que exigen se suspenda la presentación de un artista de su país. Sí, cubanos contra cubanos.

No es Silvio quien habla de ellos, o pide que se les repriman por sus actitudes fascistas, por su irracionalidad política o por el odio que profesan a todo lo que huela a izquierda, socialismo o revolución. Son, vaya casualidad, los mismos activistas que después del 11 de julio asediaron los consulados con banderas de Cuba y de los Estados Unidos, ante miradas azoradas de mucha gente que no los entiende.

En las últimas semanas, voceros letrados de ese grupo, también han arremetido contra los medios, la intelectualidad, el gobierno y la izquierda española. Les exigen más hostilidad y condena contra “el régimen comunista de la isla”. Los acusan de cómplices y timoratos. Y uno se pregunta cómo pueden reaccionar quienes los ven abrazados y en la misma tribuna de la ultraderecha fascista, ondeando banderas gringas, linchando trovadores, mientras dicen hablar en nombre de millones de cubanos.

Ni siquiera en España representan a la comunidad de cubanos emigrados. No, señores linchadores (e infladores), somos muchísimos los que queremos que Silvio o cualquier otro artista, venga de donde venga, comparta su arte con tranquilidad y con respeto. Si les gusta más el reguetón urbano que la canción trovadoresca es su derecho. Disfruten la nominación de su himno Patria y Vida a los Grammy Latinos, de la misma manera que nosotros disfrutamos el Premio Leteo otorgado a Silvio Rodríguez, entre otras cosas, por “movilizar la esperanza de los oprimidos”.

Llama la atención que quienes se oponen a que Silvio cante en España intentaron colocar una “tribuna Patria y Vida” frente al WiZink Center. Fue esa la solicitud literal que les denegó Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid. Uno de los autores de dicha canción es un activo integrante de la comunidad anticubana en este país. Alguien que no hace mucho intentó robar una canción de Silvio para levantar su carrera y convertirse en vocero de los que, por pedir…, piden hasta una invasión a Cuba. Las cosas se dicen como son, para que la sociedad española pueda sacar sus conclusiones.

Para sabotear las presentaciones de Silvio lo intentaron todo: publicaciones virales que anunciaban la cancelación del concierto del 2 de octubre, la destrucción de los carteles publicitarios, la arremetida coral de los medios carroñeros, donde se le acusó de venir a “llenarse los bolsillos, mientras los cubanos pasan hambre”. Todo les ha salido muy mal.

El trovador bajó del avión en Barajas y anunció que el dinero de sus presentaciones y del Premio Leteo lo donaría al pueblo cubano. Lo destinó, íntegro, a la compra de medicinas e insumos médicos para la isla. Ninguno de esos medios lo ha reseñado y ni por pudor se retractan de sus historias mal contadas.

Este episodio está en pleno desarrollo. El 2 de octubre un grupo de “exiliados cubanos”, como se autodenominan, marcharán por Madrid para protestar por el concierto de Silvio en WiZink Center. La locación estará a tope. Ojalá no revivan los fantasmas de aquellos activistas por la libertad de expresión que destruyeron discos con aplanadoras en las calles de Miami o atacaron con gritos y piedras a quienes asistían a un concierto de Los Van Van otro octubre, pero de 1999.

Ojalá y todos los artistas cubanos, estén donde estén, emulen la actitud solidaria y patriótica de Silvio. Ojalá y el “exilio cubano” entienda que el odio no es la solución a los problemas de Cuba y mucho menos a sus frustraciones. ¡Ojalá aprendan!

(Tomado de Mojito News)