Los delincuentes ya se adueñaron de la República Dominicana

José Alfredo Espinal

Caribbean Digital

El ciudadano no está seguro ni siquiera en su propia casa.

SANTIAGO, RD.- El nivel delictivo que opera en las calles, en los barrios, en las urbanizaciones y en los residenciales ya supera la imaginación del dominicano de los que son capaces de hacer los antisociales.

La delincuencia es preocupante en RD. Archivo.
La delincuencia es preocupante en RD. Archivo.

Los pillos ya no están conformes con los simples hechos de raterías, tales como robo de carteras y de celulares en las calles y avenidas de todas las ciudades del país.

Sus fechorías también sobrepasan los robos y los atracos comunes en centros comerciales y residenciales.

El día y la hora para cometer cualquier acto delictivo ya no es un factor sorpresa en la República Dominicana. Los ladrones te caen encima hasta en la tranquilidad de tu hogar, celebrando un cumpleaños o una boda.

Los ladrones no les temen a las autoridades policiales. Todo lo contrario, parecería que son los agentes que carecen de equipos y entrenamientos para enfrentarlos a ellos.

Últimamente, los delincuentes asaltan bancos y establecimientos comerciales como si se tratara de una película.

Aquí en la República Dominicana nadie está seguro. No hay seguridad ciudadana. Los hechos delictivos que ocurren a todas horas demuestran que no se trata de una percepción, sino de una realidad que el Gobierno dominicano ha sido incapaz de enfrentar.

En el país no existe una política criminal. No hay un plan preventivo. El ciudadano está indefenso, dejándole como única alternativa la autodefensa y hacer justicia con sus propias manos.

Las autoridades se han empeñado única y exclusivamente en construir aulas escolares, mientras los estudiantes, los profesores y los padres son victimas de la delincuencia.

Ha quedado demostrado que el tema de la seguridad ciudadana poco ha importado a las autoridades dominicanas.

Cada día que pasa se convierte en un milagro más que nos permite Dios para sobrevivir en esta tierra desprotegida, cueva de delincuentes.