La otra cara de las remesas y “ayuda” gubernamental

Por: Manuel Rosario

Todos reconocemos la importancia de las remesas en la economía de la República Dominicana. Sólo en el año 2016 las remesas alcanzaron la suma de 5 mil 364 millones de dólares lo cual supera al 7% del PIB. No vamos a analizar con demasiado detenimiento esa suma, pero puede tomar como referencia todo lo que se ha podido hacer en favor de la educación pública a raíz de que el gobierno concediera el 4% del PIB al Presupuesto del Ministerio de Educación: construcciones, aumento de salarios, equipos, entrenamientos, etc. Pregúntese si ese 7% de las remesas está provocando el mismo efecto en la sociedad.

Hasta ahí todo se ve bien, sin embargo: ¿Cuál es el problema? Algunos de los compatriotas que reciben remesas de sus familiares en Estados Unidos o Europa se han convertido en parásitos que no tienen la más mínima intención de conseguir un trabajo ni de ganarse el sustento con el sudor de su frente. Todo lo contrario. Cada vez que tienen alguna dificultad, acuden a sus familiares para que les envíen aún más dinero. Y el problema no se queda ahí, pues, en mi experiencia, el niño que ha crecido en un “hogar” donde ninguno de los padres conserva un empleo por más de unas semanas o meses, es un joven que no tiene ningún modelo a seguir en cuanto a querer formarse y aprender una ocupación. Es un joven que ha recibido ropa y calzado de marca sin ningún esfuerzo, por ende, cuando crece y a alguien se le ocurre que ya el niño debería auto-sustentarse, el joven desorientado opta por los caminos más fáciles para conseguir el efectivo que necesita: cayendo en la deli9ncuencia fácilmente.

Por tanto, sostengo la tesis de que las remesas excesivas son una forma indirecta para fomentar la delincuencia, el narcotráfico y el consumo de drogas. ¿Significa eso que los dominicanos ausentes deben abstenerse de enviar remesas? ¡Dios no lo quiera!.. Lo que sí creo es que debe enviarse dinero para “colaborar” y no para mantener 100% al receptor.

Más o menos la misma cosa para con los Programas de Asistencia del gobierno. Dichos programas tienen el potencial de generar vagancia y delincuencia en las clases más empobrecidas de la sociedad y no les permite desarrollar las competencias necesarias para generar riqueza de forma que puedan sacar a su familia de la limitada condición en la que siempre han vivido. Un caso muy obvio es la situación de los Estados Unidos de América, donde la asistencia social otorga cientos de millones de dólares mensuales a personas que engañan el sistema. Son personas que no buscan un trabajo a tiempo completo, no les interesa hacer carrera de ninguna empresa, no les interesa realizar estudios de grado, todo porque en sus limitadas mentes entienden que aumentar sus ingresos le quitará las ayudas que recibe del gobierno. Parecida es la situación que se está generando en la República Dominicana a través de los diferentes programas de bonos que sostiene el gobierno. Decenas de millones de pesos mensuales que se “invierten” pero que nunca sacarán de la pobreza a nuestros compatriotas.

Por tal motivo, entiendo que la asistencia social debe limitarse a las personas discapacitadas (por edad o enfermedad) que realmente necesitan una ayuda del Estado pues no existen los mecanismos que le garanticen una vida digna. Pero a personas que pueden valerse por sí mismas: ¿Por qué darle bonos para comida, gas o electricidad? El que quiera comer: ¡que trabaje!.

Deberían invertirse más recursos para ampliar la capacidad instalada del INFOTEP, de manera que más dominicanos puedan acceder a la calidad de los cursos técnicos que ofrece dicha institución de manera que los jóvenes y adultos puedan aprender una carrera técnica e insertarse en el aparato productivo o emprender una empresa propia. El Ministerio de Educación puede y debe mejorar la formación en los liceos del país para que los jóvenes se preparen de forma tal que no dependan de una carrera universitaria para poder obtener un salario digno.

Trabajemos a fin de que los jóvenes busquen las vías de ganarse la vida de manera justa y poder llevar una vida decente.

Dios les siga bendiciendo!