La ONU advierte que se ralentiza la lucha global contra el SIDA

Caribbean Digital

Onusida, la agencia de Naciones Unidas que promueve el objetivo de poner fin a la epidemia hacia 2030, ha advertido en un informe que la lucha global contra el SIDA se está comenzando a estancar y no desciende con la rapidez necesaria el número de nuevas infecciones en el mundo.

Según datos de Onusida correspondientes a 2017, viven con la enfermedad 36,9 millones de personas, 21,7 millones viven con el VIH bajo tratamiento antirretrovírico, y se registraron el pasado año 1,8 millones de nuevas infecciones.

El informe de Onusida pide acciones inmediatas, pues el número anual de nuevas infecciones se redujo solo en 18 por ciento durante los últimos siete años -desde 2,2 millones en 2010 a 1,8 millones en 2017-, lo cual no es suficiente para alcanzar en 2020 la meta de 500 mil.

Michel Sidibé, director ejecutivo de la organización, ha dicho que “regiones enteras se están quedando atrás, los enormes logros que hemos logrado para los niños no se mantienen, las mujeres siguen siendo las más afectadas, los recursos aún no se corresponden con los compromisos políticos y las poblaciones clave continúan siendo ignoradas. Todos estos elementos están frenando el progreso y deben abordarse urgentemente”.

Aunque en 2017 el 80 por ciento de las embarazadas que viven con el VIH tenían acceso a los medicamentos antirretrovirales para prevenir la transmisión del virus a sus hijos, Onusida indica que 180 mil niños contrajeron el VIH durante el parto o vía lactancia materna durante ese año.

Sidibé señaló que “sigue habiendo más del 50 por ciento de los niños sin acceso a los tratamientos, y el año pasado hubo 110 mil muertos y 180 mil nuevas infecciones entre estos. Es inadmisible”.

A la par, sigue siendo insuficiente el avance entre la población infantil, aun cuando desde 2010 bajó el número anual de nuevas infecciones, para un total de 1,4 millones menos en el tiempo transcurrido desde entonces.

De forma general, las cifras de Onusida muestran que en 2017 murieron en el mundo 940 mil personas por enfermedades relacionadas con el SIDA, la cifra más baja de este siglo y una disminución respecto a 2016, cuando fueron 990 mil. En número de muertes, el peor año fue el 2005, con 1,9 millones a nivel global.

La disminución responde en gran medida al acceso a las terapias retrovirales, que hoy, según los datos de Onusida de 2017, llegan a 21,7 millones de infectados (de un total de 36,9 millones), cuando en 2016 alcanzaban a 19,4 (de un total de 36,3 millones).

No obstante, el director ejecutivo de la organización advirtió que para mantener el alcance de los tratamientos a ese nivel “faltan siete mil millones de dólares anuales”.

“Si no disponemos de estos recursos, hay un riesgo importante de que se dé un rebrote de la epidemia, con un riesgo de aumento de la resistencia y de la mortalidad”, dijo.

Los niveles de acceso de los infectados a los tratamientos varían, desde el 40 por ciento de los enfermos en África Occidental y Central, al 61 por ciento en América Latina, donde en 2017 se reportaba una cifra de 1,8 de personas viviendo con VIH.

Además de la necesidad de fondos para enfrentar la epidemia, Sidibé llamó la atención sobre el hecho de que “al menos 44 países dependen en un 75% de la ayuda internacional para combatir la epidemia”.

Otra cuestión contenida en el informe es que “las poblaciones clave no se consideran lo suficiente en la programación del VIH que hacen los gobiernos, y es que las poblaciones clave y sus parejas sexuales representan el 47 por ciento de las nuevas infecciones por VIH en todo el mundo”.

El riesgo de contraer el VIH es 13 veces mayor entre las trabajadoras sexuales, 27 veces mayor entre los hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, 23 veces más entre las personas que se inyectan drogas y 12 veces más entre las mujeres transgénero.

Persisten los prejuicios y la discriminación. En 19 países, una de cada cinco personas que viven con VIH encuestadas por Onusida refirió que se le negó asistencia médica, y una de cada cinco evitó visitar un centro de salud por temor a la estigmatización o la discriminación. En cinco de 13 países, más del 40 por ciento de las personas sondeadas opinaron que los niños con VIH no deberían asistir a la escuela junto a escolares no infectados.

Sidibé estimó que tras los avances en los últimos años, “nos estamos durmiendo en los laureles y hacemos frente a una crisis de prevención. El temor es que la disminución de las contribuciones de los donantes internacionales lleve a un retroceso de las inversiones internas de los países afectados”.

“Las nuevas infecciones por VIH no están cayendo lo suficientemente rápido. Los servicios de prevención del VIH no se ofrecen a una escala adecuada, y no llegan a las personas que más los necesitan”, dijo.

(Con información de agencias y Onusida)