JOSE ALFREDO ESPINAL
Editor/Caribbean Digital
Esta ciudad, como cualquier otra de la República Dominicana y del mundo obligatoriamente requiere que las autoridades tengan un personal amplio y eficiente y con los suficientes equipos para garantizar la limpieza. De eso no hay dudas.
Sin embargo, las ciudades necesitan algo más que eso para estar limpias y organizadas.
Necesitan educación de su gente.
Aquí, en Santiago, por ejemplo, la Alcaldía está llevando a cabo un amplio programa de limpieza por las calles de los barrios y del casco urbano, día y noche. Todo el mundo lo ve y aplaude.
Una cosa se hace urgente que el pueblo lo entienda, y con esto estoy de acuerdo con el ex alcalde de Santiago, de que la ciudad más bella no es la que más se limpia, sino la que menos se ensucia.
Los santiagueros y los visitantes, que son miles diariamente, deben entender que la basura no se tira a las calles, que para eso están los zafacones diseminados por toda la ciudad.
Los choferes, tanto público como privado, deben saber que cuando transitan por las vías públicas sus pasajeros ni muchos ellos deben tirar la basura. Guárdenla en el vehículo y después échela en un zafacón de su casa o de la ciudad.
No se trata de que la Alcaldía limpie la ciudad, se trata de que la gente no sea tan desorganizada.
En los Estados Unidos, por ejemplo, cuando un ciudadano lanza la basura a las vías públicas es multado con cientos de dólares y dependiendo el estado donde se encuentre en ese país la multa podría variar de precios.
Lamentablemente, en Santiago ni en otras ciudades del país las autoridades les ponen multas a quienes tiran basuras a las calles. Deberían hacerlo también.
El alcalde Serulle está trabajando para limpiar y embellecer el municipio de Santiago. Él necesita de la colaboración de todos los sectores para lograr el propósito deseado.