Heroínas olvidadas (Primera parte)

Por Yacquelyn Castillo

Especial/Caribbean Digital

Desde niña me preguntaba, por qué en nuestra historia aparecen tantos nombres masculinos? Dónde estaban nuestras mujeres cuando los hombres luchaban por nuestra libertad, por nuestra soberanía, por restaurar la independencia perdida o por librarnos de la dictadura? Por qué escasamente se menciona a María Trinidad Sánchez y casi siempre como tía del Prócer Francisco del Rosario Sánchez, a Rosa Duarte o Manuela Díez, por ser madre y hermana de Duarte y a Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, porque fueron tres hermanas asesinadas en la dictadura de Trujillo¨? Por qué obviar el gran papel que desempeñaron ellas y otras tantas, en las luchas libertarias de nuestra nación.

Ahora que estamos celebrando el mes de la patria y los 176 años del nacimiento de nuestra República Dominicana, es propicio analizar el rol de nuestras mujeres, en la lucha por una Independencia en la que la mayoría de nuestros historiadores nos han hecho ver erróneamente como una “independencia de hombres”.

Baltasara de los Reyes, María de Jesús Pina, Micaela de Rivera, Concepción Bona, Josefa Pérez, Ana Valverde, Juana Saltitopa y Rosa Montás son sólo algunos de los nombres de las mujeres que dieron sus vidas para que hoy nuestro país fuera libre e independiente.
Hoy es propicio visibilizar a esas valientes mujeres, porque fueron sus manos las que bordaron la bandera tricolor que hoy izamos cada mañana, fabricaban y transportaban bajo sus faldas, las balas que se usaron en la batalla de la independencia, mientras curaban a los heridos caídos en una guerra que parecía no tener fin, en una época en la que se entendía que la mujer sólo debía dedicarse a las labores de ama de casa.
Daremos un recorrido por la historia para conocer algunas de las heroínas de la independencia (las otras nunca las conoceremos) mujeres que rompieron esos mitos y a la vez contribuyeron para que fuéramos un país libre y abrieron el camino para que la mujer adquiriera libertades y se incorporara al campo laboral, empresarial, en gremios sociales, partidos políticos y a la sociedad civil en sentido general.
Comenzaremos con:
María Trinidad Sánchez, aunque muchos sólo tienen de ella la errónea idea de que fue fusilada por ser tía del patricio Francisco del Rosario Sánchez. Ella representa más que eso. Es la más elevada expresión del liderazgo femenino de su época. Tuvo una participación protagónica en la Independencia de la República Dominicana . Junto a Concepción Bona, confeccionó la primera bandera dominicana que flotó en el Baluarte. Participó activamente en todo el proceso que culminó el 27 de febrero de 1844, momento decisivo en el que transportó pólvora en sus propias faldas y elaboró muchos de los cartuchos que utilizaron Los Trinitarios esa noche.
Al rebelarse las intenciones anexionistas del general Pedro Santana, se integró a los movimientos conspiradores que surgieron para derrocarlo. María Trinidad alojó en su casa a los descendientes del general Santana y organizó y orientó la conspiración del 1845. Intentando por todos los medios legales que los defensores de la Independencia pudieran volver al país, el movimiento conspirativo entre civiles y militares tenía por plan un cambio de gobierno, dejando a Pedro Santana con plenos poderes para que éste ordenara el regreso de los patriotas, para luego derrocarlo.
Al descubrirse la insurrección, María Trinidad fue una de las primeras personas apresadas. Única conocedora del escondite de su sobrino, Francisco del Rosario Sánchez, a quien le llevaba las comunicaciones que le enviaban, jamás lo reveló. Su entereza de carácter y su fidelidad a los ideales no le permitieron doblegarse, ya que en los interrogatorios se le ofrecía la gracia de la vida si denunciaba a sus compañeros de conjura, pero esta heroica mujer prefirió callar y enfrentarse al pelotón de fusilamiento antes de traicionarlos.
Junto a otros conjurados fue juzgada por un Consejo de Guerra que les condenó al fusilamiento. El dictamen del Tribunal dice textualmente, que fueron condenados como autores instrumentales de la conspiración y por haberse negado obstinadamente a confesar.
El 27 de febrero de 1845, al cumplirse el primer aniversario de la fundación de la República, se ejecutó la sentencia. María Trinidad Sánchez camino desde la Fortaleza Ozama hasta el cementerio, donde sería fusilada, y al pasar por la Puerta del Conde exclamó: “Dios mío, cúmplase en mí tu voluntad y sálvese la República”. Fue la primera víctima del crimen político en la historia republicana.