Ha muerto la reina del soul, Aretha Franklin

Por: Rafael A. Escotto

Yo diría que en la voz de oro de la artista Aretha Franklin se juega la discusión de las almas. Este sentir me hace recordar una frase hermosísima de la artista, modelo y bailarina belga perteneciente a la época de Oro de Hollywood, Audrey Hepburn: «La verdadera belleza de una mujer se refleja en su alma«

Según la creencia, el «alma es una parte del individuo que contiene una porción divina. Se cree que le «sobrevive a la muerte del cuerpo« Sin embargo, para los griegos cuando un ser grandioso deja de existir muere su alma debido a que el alma es el ser mismo. Es la persona en su universalidad.

El alma le concede a ciertos seres humanos un talento extraordinario y eterno que cuando lo sabe utilizar le apodan «La reina del soul« o de la voz que ilusiona. Aretha Franklin, la extraordinaria cantante  mesosoprano afroamericana, la de la voz que surgía de su alma dulce, ha fallecido en la ciudad de Detroit, Michigan.

Pienso que el hecho de haber sido hija de un predicador sureño de la iglesia Bautista, amigo intimo de Martin Luther King, Jr.,  y de la cantante de música religiosa, Bárbara Franklin, parece que estas conexiones de parentesco y de lealtad influyeron grandemente en su vocación artística y en su ternura.

Su voz y su estilo eran irresistiblemente celestiales. Hacia vibrar los espíritus menos expresivos; como si viniera de una región finita del espacio o de templos no hechos por manos humanas.

Su canto en los templos en las iglesias Bautistas de los pueblos del sur de Estados Unidos hacia trepidar la conciencia de los hombres y mujeres de las plantaciones de los amos esclavistas, despertando con sus canciones poliritimicas o dinámicas los bríos oprimidos en las granjas negreras.

Además, su voz redentora entusiasmaba el corazón de los afroamericanos asolados por la discriminación racial y los abusos de la explotación del hombre por el hombre en los campos del Sur.

Sus canciones, debo recalcar, eran como gritos de campo, cual era una expresión musical afroamericana anterior a la Guerra de Secesión en Norteamérica que fusionadas con géneros africanos y europeos, como la polka o el vals, dieron origen al blues y a las canciones góspel.

Entre esos aires religiosos que tuvieron su nacimiento en las plantaciones negreras de patatas y algodón podemos citar aquellas que recordaban los pesares del viaje por agua de los esclavos procedentes del áfrica subsahariana y de África del Oeste, como Old man river.Veamos unas estrofas:

 «Aquí todos trabajamos por mucho tiempo en el Mississippi/Aquí todos trabajamos mientras los blancos juegan/Tirando de ellos desde el amanecer hasta la puesta del sol/No descansar hasta el día del juicio/No mires hacia arriba y no mires hacia abajo/Usted no se atreve a hacer el jefe blanco  fruncir el ceño/doble las rodillas e incline la cabeza/Y jala esa cuerda hasta que esté muerto.

Rio Ol’  Man, ese rio de Ol’ Man/Debe saber algo, pero no dice nada/Solo sigue rodando, sigue rodando/ El no planta los patatas, él no planta el algodón/Y los que las plantan se olvidan pronto/Pero Ol’ Man River, solo sigue rodando a lo largo«/.

Sus fuertes raíces religiosas hicieron de Aretha Louis Franklin una de las cantantes afroamericanas más excelentes y ardientes.

Y me pregunto: ¿Por qué  muere una artista de la dimensión de Aretha Frankin  en medio del renacer del racismo desde el Támesis al Mississippi, el Potomac y  el Po, sin dejar las aguas profundas del Hudson?

En este homenaje  a Aretha Franklin escucho los ecos  de todos los cantos de Memphis.