El PRM debe encabezar la oposición

JUAN T H

La pregunta no es, ¿qué hace la oposición?; la pregunta es, ¿existe una oposición  en el país? Y si existe, ¿dónde está, qué hace, a qué se dedica?.

El Partido de la Liberación Dominicana está en su peor momento, lleno de contradicciones, sin calidad moral para hablar de honestidad y transparencia, con un gobierno débil y un presidente ciego, sordo y mudo  atrapado en las redes de sus mentiras, perdiendo popularidad vertiginosamente sin que las falsas visitas sorpresas, ni la prensa con sus bocinas estruendosas puedan impedirlo.

El gobierno se cae a pedazos, el partido que lo sustenta desarticulado y dividido mientras la crisis económica avanza generando incertidumbre en los sectores productivos y descontento en la población que desconcertada observa como aumenta el desempleo, el costo de la vida, la inseguridad ciudadana y la corrupción.

En medio de ese panorama desolador para el pueblo que sufre y padece los embates de la crisis, cabe preguntarse, ¿por qué la oposición, si existe más allá de las notas y las ruedas de prensa, no aprovecha esos factores para ganarse un espacio cada vez mayor en la sociedad sin tener que ocultarse detrás de las organizaciones no partidarias?

En la “oposición” actual hay de todo, desde los asépticos revolucionarios, que rechazan a los “partidos del sistema”,  que no quieren unidad con nadie, ni con ellos mismos, hasta los conservadores, derechistas y oportunistas que buscan un pedazo del pastel del Estado. Y están, lógicamente, los tradicionales que pese a todo siguen ocupado los primeros planos políticos del país  entre los que se destacan el Partido Revolucionario Moderno, último desprendimiento del otrora poderoso PRD, el PRSC dividido una y otra vez, el Quisqueyano Demócrata, sin fuerza real, entre otros que no sacan ni “una gata a mear”, pero que creen lo contrario.

Dos partidos, el PLD y el PRM, ocupan los primeros lugares; el PRM al parecer no se ha dado cuenta del compromiso y la responsabilidad  que tiene frente al país a pesar de contar con dirigentes y líderes de mucha capacidad y experiencia, fraguados en las luchas por más de 50 años.

El PRM pierde tiempo en una lucha extemporánea por la nominación presidencial sin antes fortalecerse y  organizarse, disciplinándose y dándose una filosofía ideológica que en el accionar cotidiano lo diferencie del resto.

La miopía política es imperdonable en el PRM. Sus dirigentes saben lo que tienen que hacer, pero por alguna razón que ignoro no lo hacen. Lucen temeroso, como si tuvieran mucho que perder y nada o poco que ganar en la lucha por sacar al PLD  del poder.

Todas las condiciones están dadas para un cambio. Pero no se producirá solo. El PLD no caerá del árbol a menos que los tumben. No es un mango bajito que pueda cogerse con las manos. Esa fruta está en el “cojollito” protegido por la estructura y los recursos del Estado incluyendo guardias y policías, armados y corrompidos dispuestos a lo que sea para mantener sus privilegios.

La oposición política no puede ser el Movimiento Verde, ni Participación Ciudadana o Institucionalidad y Justicia. El PRM, que el gobierno querrá destruir de un modo o de otro no debe temer ni ocultarse detrás de la sociedad civil para actuar políticamente. Sociedad civil y oposición no se contraponen, pero el papel de uno y de otro es diferente.

¿Qué hace la oposición en momentos en que el PLD se desarticula  y el gobierno se cae a pedazos? Pregúntenle al PRM. Ese partido tiene dos figuras fundamentales: Hipólito Mejía y Luís Abinader. Basta con que  se pongan de acuerdo firmando un pacto a mediano y largo plazo que garantice la unidad y la selección de los candidatos, incluyendo el presidencial,  sin traumas.  Logrado ese objetivo, solo tendrán que echar hacia adelante y enfrentar al PLD.

El país no termina en el 2020, ni en el 24. No hay que pelear por una candidatura a tres años de las elecciones. Dejen que las manecillas del reloj sigan girando mientras se forja un frente opositor único sobre la base de un programa de gobierno de transición en el entendido de que la tarea principal de todos es sacar al PLD del poder no importa los sacrificios personales o grupales que haya que hacer.