Amo Friends sobre todas las cosas. La amo desde que vi el primer capítulo cuando la reponían en la televisión. Posteriormente cuando internet (interneeeeeee) llegó a mi vida la obsesión comenzó a ser alarmante. Sé capítulos de memoria, puedo hacer un glosario detallado de todos los novios o amantes que aparecen en las diez temporadas, conozco los códigos de señas de Ross y Mónica a la perfección, quiero que “Smelly Cat” suene el día de mi boda. Pero lo cierto es que cuando vas madurando comienzas a darte cuenta de que alguna de las tramas de la serie no son ciertas, o al menos, son imposibles en España. Por ejemplo:
1-Central Perk. He aquí la primera y gran mentira de la serie. Todos hemos tenido o tenemos algún bar de cabecera, cuyos camareros conocen nuestros nombres e incluso nos dicen eso de “¿Hoy vas a tomar lo de siempre?”. Pero de ahí a ese paraíso llamado Central Perk hay una distancia considerable. El engaño de Central Perk es equiparable a los Reyes Magos, al Ratoncito Pérez, al término abrefácil. Todo en Central Perk es más cómodo que el salón de casa de mis padres. Allí no había asientos que te dejan el culo dislocado, ni banquetas flojas, siempre quedaba tarta y el café se servía en grandes tazas, y no en vasos desechables de cartón. Rachel podía interrumpir su turno de trabajo para charlar en cualquier momento, podía recuperar su trabajo cuando le viniese en gana o cualquiera postrar sus pies sobre la mesa sin que apareciese un señor gritando por detrás “¿ES QUE TE CREES QUE ESTÁS EN TU CASA?”.
Podían cantar, correr, saltar o vitorear sin llamar la atención del resto de clientes.
2-El sofá de Central Perk. Sí, siempre tenían el sofá. Esto tiene explicación según la página Bustle. El sofá siempre estaba vacío porque sobre la mesa había un cartel que decía «Reservado«. Y esto me lleva a otra pregunta, ¿Qué bar en su sano juicio va a reservarte la misma mesa todos los días durante diez años a menos que seas Beyoncé?
3-Tus amigos dejarán la puerta abierta de sus pisos (se nota que no vivían en el centro de Madrid) o tú tendrás copia de las llaves de todos sus pisos y ellos del tuyo. Mira, yo tengo amigos a los que quiero con locura pero a los que no les dejaría la llave de mi piso ni aunque me pagase el FMI. ¿Ni para que rieguen tus plantas?, os preguntaréis. Ni en caso de incendio.
4-Podrás permitirte el piso de tu vida con tu primer trabajo precario. Con sus enormes vigas de madera, su cocina americana, sus cuadros vintage o sus alfombras étnicas. Por muy renta antigua que tuviese el piso de Mónica y Rachel, aquí todos hemos lidiado con Idealista. Y con ínfimas ventanas que dan a un patio interior en lugar de esas amplias cristaleras exteriores.
5-El padre de la novia de uno de tus amigos lucirá como Bruce Willis. A ver, esto puede ocurrir pero en un 0,01% de los casos. En el 99,9% restante el padre de tus amigas será igual que tu padre.
6-El chico en el que nunca te fijabas en secundaria se ha convertido en Brad Pitt. Este punto ni necesita explicación.
7-Puedes convivir perfectamente con un pato y un pollo. Al margen de razones de salubridad y del bienestar de los propios animales, en mi residencia de estudiantes tuvieron varios pollitos en una habitación y el olor era insufrible.
8-Puedes convivir con un mono. Al menos toda una temporada. Me remito al punto anterior.
9-Te gustarán los bigotes. Todos en Friends aman la virilidad del maduro y atractivo Richard Burke, novio de Mónica en la segunda temporada. Les gusta tanto que hasta Chandler se deja crecer un bigote en un episodio. Bueno, bigote es mucho decir. Pues no, eran las barbas.
10-Puede haber más de una ruptura dentro de un grupo de amigos sin que este se desestructure. Esto solo pasa en las mejores familias. Lo cierto es que si dos amigos del mismo grupo lo dejan este hecho conducirá irremediablemente a que tengas que posicionarte a favor de uno de ellos. Y si no te posicionas, la balanza se irá inclinando sola cuando uno de ellos termine distanciándose del grupo.
