Descuido de los hipertensos

Eugenio Taveras

Especial/Caribbean Digital

SANTIAGO, RD./La curiosidad del periodista que observa un poco más allá de sus narices me indujo a escudriñar, con preguntas capciosas, los familiares de las personas que, estando aparentemente bien, mueren sin más allá ni más acá, o como dicen:  en un abrir y cerrar de ojos, y todo parece girar en un punto convergente:  descuido en el tratamiento indicado por el facultativo.

Periodista Eugenio Taveras. Archivo.

Los pacientes con diagnóstico de problemas cardíacos, específicamente, no se pueden dar el lujo de parar ni por un día la administración de los medicamentos que indica el médico y no deben, tampoco, salirse con la pendeja estupidez de que les dijeron que se los tomara cuando se sintiera mal, como una salida salomónica, cuando lo que está iniciando es un viaje inminente y a destiempo al pago donde no se vuelve, debido a que ningún galeno aconseja a su paciente la detención y reinicio de medicinas que tengan relación con el corazón, porque es posible, en algunos casos, que se puedan reducir los miligramos indicados, pero jamás la eliminación de los mismos.

Los daños que nos causamos, haya problemas coronarios o no, cuando nos exasperamos, es decir, que hacemos iras descontroladas, rabietas, piques, de forma inusual en los instantes en que la vida nos juega una mala pasada o que otro ser humano no actúa del modo que nosotros consideramos correcto, está llevando a muchos seres humanos a la tumba, antes del tiempo indicado, rompiendo así con la creencia de que nos llegó la hora y, por lo tanto, la parca vino en nuestra búsqueda sin apelación.

El sano consejo que podemos llevar a cuestas estriba en crear un hábito sobre el consumo de aquellas medicinas que formarán parte de nuestra existencia, porque padecemos de una dolencia que la única salida que tenemos disponible, si queremos alargar la existencia, descansa en no violar las reglas impuestas para la supervivencia, y que así como nos cepillamos, bañamos, comemos, nos vestimos, vamos al trabajo, también debemos resignarnos a tomar las dosis indicadas en los casos, por ejemplo, de corazón y diabetes.