Dejando Huellas

Caribbean Digital

(Editorial del semanario católico Camino)

Este domingo 22 la Iglesia celebra la Jornada Mundial de las Misiones.
Con este motivo el Papa Francisco envía un mensaje que nos llena de
ánimo y nos motiva a llevar la Buena Nueva por todos los rincones de
la tierra.
Nos habla de “nuestra responsabilidad como creyentes en un mundo
confundido por tantas ilusiones, herido por grandes frustraciones y
desgarrado por numerosas guerras fratricidas, que afectan de forma
injusta sobre todo a los inocentes”. También nos dice: Donde parece
que todo ha muerto, por todas partes vuelve a aparecer brotes de
resurrección. Es una fuerza imparable.
Al escuchar al Sucesor de Pedro pensamos en tantos misioneros y
misio­neras que desde hace décadas llegaron a nuestro país para
entregarse por entero. Han sido testigos fieles por la causa del
Reino. Aquí se han consumido como un cirio para alumbrar los caminos
de muerte que nos acechan. Ellos dejaron su tierra, su fami­lia y la
estabilidad de vida para llegar a nuestro suelo y ser uno más dentro
del barrio bullicioso o en la montaña escondida, compartiendo con
nuestros campesinos sus penas y alegría.
El mundo actual necesita que se multipliquen los misioneros y
misioneras para llevar a Dios a tantos seres humanos que viven sin
esperanza. En nuestro país los necesitamos, para que sigan proclamando
la cordura y la convivencia. Vivimos en un ambiente en donde el crimen
y la violencia nos atormentan, llenando cada semana de noticias
trágicas. Se ha perdido el respeto a la vida.
Ojalá que no perdamos la sensibilidad frente a tantas muertes
violentas que estamos presenciando. Dios nos libre de ver los días
pasar conformándonos con llevar estadísticas frías de los hermanos
nuestros que se marchan a destiempo, por culpa de la ambición, el odio
y la venganza.
Cuidado con algunos sectores que prefieren instalarse en sus
comodidades y seguridades, olvidándose de tantas personas que están
excluidas de una vida digna.
Mirando esta realidad, pedimos con insistencia al Señor que siga
des­pertando la vocación misionera y así su mensaje de amor llegue a
todos los pueblos.