Defendamos al país

José Alfredo Espinal

Caribbean Digital

SANTIAGO, RD.– Grandes potencias como los Estados Unidos, Francia y Canadá, así como algunos otros países de la región, tratan de detractar a la República Dominicana a nivel internacional, solo por el hecho de que esta nación caribeña decidió  defender su territorio, llevando a cabo un proceso migratorio basado en las leyes y en el respeto a los derechos humanos.

Haitianos abarrotan la Gobernación de Santiago para regularizar su estatus migrstorio. Foto de archivo
Haitianos abarrotan la Gobernación de Santiago para regularizar su estatus migrstorio. Foto de archivo

Lo ideal sería que todo el mundo pudiera viajar alrededor del mundo, sin visa ni ninguna otra restricción migratoria. Pero esa no es la realidad.

Lo cierto es que cada país tiene sus reglas, aplica la ley y defiende su territorio como lo considere necesario. República Dominicana, por ejemplo, tiene ese derecho y esa facultad constitucional para defender su soberanía ante cualquier organismo internacional.

A diario miles de personas son deportadas de un país a otro. Pero la comunidad internacional solo lleva anotaciones cuando los vecinos haitianos son enviados por las autoridades dominicanas a su país de origen por su condición de indocumentados.

Si esos países quieren y se preocupan tanto por los inmigrantes, como alardean en su defensa al pueblo haitiano y por sus ataques al Gobierno dominicano,  pues deberían cooperar más con la República Dominicana, acogiendo en su territorio a unos cuantos miles de esos indocumentados que, huyéndoles a la pobreza y  a otros males,  abandonan su país buscando mejor suerte en tierra dominicana.

Es penoso que muchos de esos organismos internacionales y grupos locales que se llaman defensores de los haitianos solo critican los esfuerzos que se hacen por regularizar a los inmigrantes en el país.

Aquí está en juego algo más. Pareciera que están en juego intereses grupales e individuales por encima de la soberanía nacional, y no debe ser así. En todas partes del mundo la soberanía es innegociable, a menos, que el poder político y económico decida lo contrario. Y eso en dominicana por suerte no ocurre.

Si esas grandes naciones tienen sus reglas migratorias, ¿Por qué su afán de pretender inmiscuirse en las de República Dominicana?.

Juguemos claros, ya está bueno.