Vacuna contra COVID-19 hecha en Cuba: ¿Para cuándo y para quién?

Caribbean Digoital

“Cuba tiene una larga experiencia en desarrollar y producir vacunas”, ha insistido a la televisión nacional el doctor Eduardo Martínez, presidente de BioCubaFarma, el grupo empresarial de las industrias biotecnológica y farmacéutica de la isla. De hecho, 8 de las 11 vacunas contra 13 enfermedades que emplea el programa nacional de inmunización son fabricadas en el país, aseguró el funcionario, al justificar la participación Cuba en la carrera mundial por una vacuna contra el COVID-19.

El Polo Científico de la Habana cuenta con “know how, experiencia e infraestructuras de más 30 años de trabajo en la biotecnología. Con más de 50 instituciones que le permiten completar todo el circuito para desarrollar una vacuna, desde la investigación preclínica y clínica, hasta la producción. Todo, dentro la empresa BioFarmaCuba” y en estrecha colaboración con el Ministerio de Salud Pública, lo que facilita la realización de ensayos clínicos, confirma a DW el virólogo cubano Amilcar Pérez Riverol.

En su haber tienen, por ejemplo, vacunas como la meningocócica BC cubana, primera de su tipo en el mundo; o la de la hepatitis B, primera aprobada en América Latina, ilustra el hoy investigador de la brasileña Universidad Estatal Paulista (UNESP). Desde el inicio de la pandemia, este exprofesor de Virología Molecular de la Universidad de La Habana convirtió sus redes sociales en un foro de divulgación científica, con énfasis en análisis críticos de las estadísticas y estrategias cubanas frente al COVID-19, publicados también en medios especializados.

¿Qué tipo de vacunas desarrolla Cuba?
Mientras parte del mundo ya ha comenzado a vacunar, Cuba espera por Soberana 01, Soberana 02, Mambisa o Abdala. Los cuatro candidatos vacunales de la isla contra el COVID-19, se desarrollan como vacunas de subunidades, uno de los enfoques más económicos y “el tipo para el que Cuba tiene mayor know-how e infraestructura”, precisa Riverol a DW.

Según el Registro Público Cubano de Ensayos Clínicos (RPCEC), las dos primeras se desarrollan en el Instituto Finlay de Vacunas (IFV). Las otras dos, en el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB). Como fuentes de financiamiento aparece, además, el Fondo Cubano para la Ciencia e Innovación (FONCI), del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente.

De la proteína S –el antígeno o parte del virus SARS-CoV2 al que apuntan todas las vacunas contra el COVID porque induce la respuesta inmune más fuerte en seres humanos–, los candidatos cubanos se basan solo en la parte que está involucrada en el contacto con el receptor de la célula: el RBD (receptor-binding domain o región de unión al receptor), que es también el que induce la mayor cantidad de anticuerpos neutralizantes, explica Riverol.

Esta estrategia no es exclusiva de las vacunas cubanas. Pero Soberana 02, el candidato cubano más avanzado, sí se distingue del resto de los candidatos del mundo como única “vacuna conjugada”, destaca el virólogo cubano. Actualmente en fase II de ensayos clínicos, combina el RBD con el toxoide tetánico, que potencia la respuesta inmune. Al parecer, con resultados positivos y tempranos (en 14 días), que la han puesto al frente de la carrera cubana por la vacuna.

Cuba ya había desarrollado otra vacuna con este principio, recuerda Riverol. Se trata de Quimi-Hib, “la primera de su tipo en aprobarse en América Latina y la segunda en el mundo”, contra los haemophilus influenzae del tipo b, cocobacilos responsables de enfermedades como la meningitis, neumonía y epiglotitis.

Del resto de los candidatos contra COVID-19, destaca Mambisa, aún en fase I, que apuesta por la vía de administración intranasal, en lugar de la habitual intramuscular.

¿Cuán rápido podrá la isla obtener y aplicar su vacuna?
Entre los retos pendientes, hay uno que enfrenta toda vacuna: la posibilidad de fallo en fases más avanzadas y complejas de los ensayos clínicos. Además, están los desafíos de desarrollo impuestos por la baja prevalencia de la enfermedad en Cuba (con 300 casos diarios), advierte el científico cubano. De ahí que haya ya un acuerdo con el instituto Pasteur de Irán, para llevar a cabo parte de la fase III de los ensayos clínicos de Soberana 02 en el país persa, con una prevalencia tres veces superior.

Cuba Debate