Una nueva criptomoneda que no necesita ‘blockchains’ amenaza el reinado del bitcóin

En solo unas semanas, el valor de IOTA registró un aumento notable: de 4.000 a los 10.000 millones de dólares. En lugar de funcionar a través de cadenas de bloques, como el bitcóin, esa criptomoneda se basa en el sistema Tangle y parte de su incremento se debió al anuncio, en parte desmentido, de su asociación con empresas de tecnología.

Uno de sus fundadores, David Sonstebo, explicó que fue desarrollada por la ONG alemana IOTA Foundation para realizar micropagos en el Internet de las cosas, la interconexión digital de objetos cotidianos.

Al respecto, señaló que las compañías utilizan dispositivos para guardar gran cantidad de datos, pero buena parte de esa información «se pierde en el vacío» sin dejar dinero a sus propietarios.

Este es el motivo por el cual IOTA plantea dos alternativas: por un lado, almacena datos de manera descentralizada para evitar posibles manipulaciones; por otro, permite transacciones sin comisiones entre sus propietarios y cualquier persona que desee comprar.

Para eso, no emplea ‘blockchains’ como otras criptomonedas —es una tecnología «muy costosa e ineficiente para operar a esta escala», detalló Sonstebo—, sino una plataforma de nodos interconectados.

De este modo, IOTA depende de las transacciones de sus usuarios: con una se validan dos operaciones previas al azar, cada una de ellas se vincula con otras dos anteriores y, a medida que continúa el proceso, se forma una «red enmarañada de confirmación».

Críticas a la seguridad

Sin embargo, también surgieron dudas sobre su seguridad. Por ejemplo, investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) y de la Universidad de Boston descubrieron «una grave vulnerabilidad» en su técnica criptográfica.

Como respuesta, la compañía invirtió en nuevas medidas de seguridad para evitar problemas y continuar su desarrollo, concluyó David Sonstebo.

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