Un minusválido se encadena reclamando vivienda al Gobierno

Servicios/Caribbean Digital

SANTIAGO, República Dominicana.- William García Marte, mejor conocido como “El Mello”,  es un minusválido, oriundo de Río Grande, Altamira, Puerto Plata, que este lunes se encadenó en plena autopista  Juan Pablo Duarte frente al Embrujo I y II, en demanda de que el gobierno le asigne una casa y una ayuda económica.

El Mello encadenado.

El Mello, se ató de una cadena  y junto a un afiche del Ché Guevara permanecía todavía a las cinco de la tarde en la intersección de la autopista Duarte y la calle Piky Lora que comunica a los Embrujo.

Es muy frecuente ver al Mello en la referida esquina donde recibe cierta ayuda económica de los que transitan por esa zona y donde vende algunos productos.

El Mello, se caracteriza por la profunda sonrisa de oreja a oreja que le regala a cada uno de los que llega a ese semáforo y tiene contacto con el pintoresco personaje, como el se auto define.

Además, William García Marte, es un “reportero” nato, pues informa a la radio de Santiago y la capital de todo cuanto acontece en la zona, conoce a todos los comunicadores y periodistas y aspira un día estudiar esa carrera.

El Mello se moviliza con serias dificultades donde quien no lo conoce puede pensar  que se quebraría las piernas y caería al pavimento por los efectos negativos del Polio que le afectó al nacer.

Pero el pobre muchacho corrió con mejor suerte que un hermano suyo que le acompañó en el parto, porque los efectos del Polio no le permitieron caminar, pero el Mello sí.

Los pocos recursos que logra en esa peligrosa esquina debe emplearlo para cubrir sus necesidades en la ciudad que paga un pequeño cuarto en una  pensión y también compartirlo con su hermano y padres que esperan el Maná en Altamira, cuya pobreza los tiene postrado en el humilde paraje de Río Grande.

Las exigencias de El Mello, no son  cosas del otro mundo, pueden ser atendidas es solo una vivienda y una asignación económica que les permita sostenerse.

Mire, usted me conoce, al referirse a este reportero, “ya las piernas casi no me dan y necesito estar un poco más tranquilo. Pero no puedo quedarme sentado, porque me muero de hambre y también mi padre y mi hermano”.

Pidió al gobernador Raúl Martínez, a quien conoce porque puede memorizar y hablar de cada uno de los funcionarios del gobierno, que atienda sus reclamos.

“Dígame, usted es mucho lo que estoy pidiendo”, pregunta El Mello al redactor de la Información, en momentos en que parecería invertirse los papeles del manifestante y el periodista. No conteste.

El Mello está resuelto a morir en esa “cruz” que lo simbolizan las cadenas, porque dice que hay que darle esa vivienda, porque no puede pagar donde vive y comprarse los alimentos.

Hubo un momento en que la impotencia traicionó al famoso y aguerrido Mello, algunas lágrimas asomaron y consideré que era oportuno terminar con el calvario en que se había convertido la entrevista en plena autopista Duarte.