«Siempre me ha dado miedo el fracaso»

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El cantante malagueño y ‘coach’ del programa ‘La Voz’, Pablo López, estrena nuevo trabajo: ‘Camino, fuego y libertad», a la venta el 15 de diciembre.


por Jota Abril

Tres años tiene. Tantos como los que la música lleva martilleando su cerebro y su corazón. Pablo López salió de Fuengirola con una ilusión: dedicarse a lo suyo. Y lo suyo ha demostrado con creces que sí, que era la música. Es de esas personas que viven cada minuto y que analizan todo lo que le pasa. Todo tiene un porqué, incluso las malas experiencias. Ahora sabe que está en el momento más intenso de su carrera. En estos años, tres discos. Tres éxitos llenos de canciones que al principio escribía para otros y que ahora no ha dejado de hacer. Tiene lista de espera.

Detrás de esa apariencia tranquila y discreta, una persona que puede hablar contigo y estar pendiente de todo lo que pasa alrededor sin despistarse de una y otra cosa. Hablamos de ‘El Patio’ en esta charla en casa de Floren Domezain con un plato de jamón y un zumo de tomate para abrir el apetito.

Maduro a más no poder, el compositor más romántico del momento maneja su carrera y sus decisiones buscando, dice, la libertad. Que no es más que nunca dejar de ser un niño.

Corazón ¿Se puede ser romántico y un niño al mismo tiempo?

Pablo López Siempre he querido huir de la imagen de un romántico, porque lo tenía relacionado con lo rancio y edulcorado y yo me considero más gastado, como de barra de bar. Luego me he dado cuenta de que el romanticismo es una forma de vivir y de hacer canciones. Con este disco he rizado el rizo. Solo hay una canción que hable de amor real, el resto son todas de amor romántico. Y de niño, pues la verdad es que tengo absolutamente todo. Por eso escribí El Patio. Pasé unos meses complicados antes de escribir la canción. Me di cuenta de que estaba perdiendo la valentía que te da ser niño. No infantil, sino un niño libre.

C. En tu primer ‘single’, ‘El Patio’, hay mucho dolor, ¿no?

P.L. Hay dolor, sí. Pero también esperanza. Hay veces que hay que afrontar los miedos en vez de tenerlos. Si te gana la batalla, estás perdido.

C. ¿Qué vamos a encontrar en el disco?

P.L. ‘Camino, fuego y libertad’, que así se llama, es un disco que hace sentir mucho. A mí al menos. Son fases de mi vida que estoy pasando en este momento.

C. Usas mucho la palabra libertad como algo que necesitas. Hasta tu gira se llama ‘Santa Libertad’.

P.L. No estaba bien y me pregunté: «¿Qué me está pasando?». El hecho de reconocerlo y querer salir ha sido mi libertad. He asumido que hay que saber quererte y conocerte. Pero estoy en esa etapa de búsqueda de libertad. Aun queda

C. Brutal el vídeo de ‘El Patio’.

P.L. Me alegro de que te guste. Lo hemos creado desde cero Gus Carballo y yo, no me gusta cuando otros proponen sobre mi trabajo. Quería que fuera como es y contar con los que están. Aunque a alguno no lo conocía personalmente, como a Javier Cámara. También aparecen Fernando Tejero, Malú, Pablo Motos y Juan Betancourt.

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C. Hablemos de las etapas de tu trayectoria. A la primera la he llamado «Mamá, cómprame un piano».

P.L. Y me compró una guitarra (risas). Mi madre ha sido fundamental en cada momento de mi vida, aunque no me decía lo que tenía que hacer. Pero lo más bonito -y más importante- es que tampoco me decía no a lo que decidía. Siempre estaba ahí. Me compró una guitarra porque para un piano no había dinero. Yo era un niño raro, un poco pesado y ella nunca se quejó. Y así lleva toda la vida. Siempre está. Las cosas más importantes de la vida no se dicen.

C. La música empieza a ser lo más importante de tu vida.

P.L. Sí, siempre lo ha sido. En esa etapa, que era más pequeño, fui al programa de Teresa Rabal, Veo, veo. Fue mi primera actuación en televisión, con ocho años. Y, si te digo la verdad, tengo la misma actitud que ahora (risas). Yo me subo a un escenario y me siento igual que cuando estuve en ese programa. Te sigo contando que más tarde fui al conservatorio diez años. Eso me dio la capacidad de poder vivir la música con propiedad.

C. Y luego a Londres.

P.L. Sí. Cantando en hoteles, de camarero y actuando en el Metro. He hecho varias milis en mi vida.

C. ¿Lo de cantar en el Metro es tan romántico como dicen?

P.L. Para nada. Lo pasaba fatal. Yo soy un tío vergonzoso y me parecía muy pretencioso hacerlo. Siempre me ha dado miedo el fracaso. Si tenía que pedirle salir a una chica, no lo hacía, si había una mínima posibilidad de que me dijera que no. Además, eso de que la gente no vaya a verte, sino que pasara por allí, era muy frustrante. Luego estuve tres años tocando en un bar en el que la gente iba y yo estaba allí, no venían por mí. Si no quieres caldo, toma tres tazas (risas).

C. Nueva etapa: 2008. «Me presento a ‘OT'».

P.L. Yo fui de casualidad y fue por una apuesta. Muy rocambolesco todo. Tenía una parte horrible: el aislamiento y la inseguridad de no saber qué pasaba fuera; y otra que era maravillosa para mí: estar rodeado de instrumentos y que todo fuera música 24 horas al día. Cuando salí y empezamos a dar conciertos de OT me di cuenta de que eso no era lo correcto. Dos meses antes nadie venía a verme tocar a un bar de Fuengirola y de repente 12.000 personas llenaban el Palacio de los Deportes. Es decir, no venían a escucharme cantar, sino a verme y ya está. Ahí decidí bajarme del carro. No saqué ni un disco con Vale Music.

C. ¿Qué te parece la edición de este año?

P.L. Pues me habría encantado seguirla, pero desgraciadamente me está siendo imposible. Ha coincidido con el cierre del disco, la decisión de portada, ahora la ‘promo’ y en breve los ensayos de la gira. Eso sí, les deseo lo mejor y les animo a que expriman lo máximo posible la experiencia.

C. Quedaste segundo en ‘OT’. ¿Crees que eso te benefició?

P.L. Las cosas que pasan son las que tienen que pasar. Quizá todo hubiera sido diferente de quedar primero, sí. Pero para bien o para mal.

C. Luego desapareciste un tiempo. ¿Dónde estaba Pablo?

P.L. Pues paré a pensar las cosas y aprendí mucho lo que no hay que hacer. Monté un bar con mi hermano con toda la esperanza del mundo, pero fuimos un desastre como empresarios. Nos arruinamos. Fue la juerga más cara del mundo. Lo pasé fatal. La parte positiva es que me di cuenta de que lo único que quería en la vida era hacer canciones. Si no lo hubiera montado, igual estaba todavía en Fuengirola. Mi primer disco, Once historias y un piano, es prácticamente todo sobre esa etapa del bar. Fue un máster de vida.

Fui a ‘Operación Triunfo’ por una apuesta»

C. Llegamos a 2013 y sacas ese primer disco. ¿Cómo das ese paso?

P.L. Fue una providencia. Me puse a escribir y un ángel del cielo me miró. No creo en lo místico y ese ángel tiene nombre: Armand Martín. Trabajaba en la gira de ‘OT’, no lo volví a ver desde entonces, pero le mandé la primera canción que escribí en esa época de desesperación. Solo se la mandé a él, que trabajaba en Universal Music. Me respondió al día siguiente y me dijo: «¿Le has mandado esto a alguien más?». Le dije que no. Al día siguiente se cogió un avión a Fuengirola. Yo estaba alucinando.

C. ¿Qué canción era? ¿La llegaste a publicar?

P.L. Sí, era ‘Dímelo tú’. Él no tenía un puesto suficiente como para ficharme, pero apostó por mí y empezó a ayudarme a vender canciones que componía yo a artistas como David Bustamante o Malú para que al menos pudiera pagarme el alquiler del piso. Peleó mucho por mí. Hasta que conseguimos que me escucharan en Universal. Cuando ya iba a firmar, la discográfica reculó. De ahí viene una frase de mi canción «Di» que la gente cree que es por ‘OT’. La que dice: «Vi morir mi sueño, vi cómo resucitaba». Pasaron unos meses y casi me vuelvo loco. Al final acabé fichando con ellos.

C. ¿Hubo más gente importante en ese salto al éxito?

P.L. Sí, muchos, pero te diría dos: Bustamante y Orozco. Fuemuy generosos conmigo. Me invitaban a sus conciertos, a cantar con ellos, me pagaban los hoteles y me ponían delante de su público, que no tenía ni idea de quién era yo. Esa relación se mantiene. La semana pasada cenamos los tres en casa.

C. Llegamos a la etapa actual. ¿Qué quiere ser Pablo de mayor?

P.L. Quiero ser un hombre libre, que la única conciencia que pierda sea la del tiempo.

C. Oigo de ti que eres tímido, miedoso, inseguro…

P.L. Y soy mentiroso (risas). No. Creo que digo esas cosas para protegerme, porque mucha gente me dice que soy serio y no lo soy para nada. Tú lo sabes. Soy muy vergonzoso. Me cuesta decir las cosas por miedo al fracaso.

C. ¿Crees que en estos momentos está de moda el amor o el desamor?

P.L. El día que deje de estar de moda el amor, desaparece la especie. El amor nos mantiene vivos.

C. ¿Qué es lo que más te atrae de una mujer?

P.L. A mí me derrite un cerebro que esté muy bueno. Me gusta la belleza, por supuesto, pero soy un vicioso del cerebro. Me pone una mujer inteligente.

C. Pero eso lo tienes cubierto.

P.L. Sí, pero ella es ajena a los focos. No le gusta salir en los medios.

C. ¿Qué tal en ‘La Voz’?

P.L. Pues me sigo poniendo muy nervioso antes de empezar, pero es una experiencia alucinante. El estreno de El Patio fue la primera vez en mi vida que me he abstraído en un plató. Sabía que era un momento único que no iba a pasar más.

C. ¿Compositor o intérprete?

P.L. Intérprete de mis canciones.

C. ¿Es cierto que dudaste entre periodismo o música?

P.L. Fue un momento puntual. Me gusta el riesgo (risas).

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