¿Se puede hacer una Revolución Educativa sin disciplina escolar?

Por Bladimir Grullón

SANTIAGO, RD.- Últimamente algunos incidentes graves de violencia en centros escolares que han trascendido a los medios de comunicación han servido para que la opinión pública rescate del zafacón del olvido un término que por mucho tiempo se ha manejado como si se tratase de una palabra obscena en el sistema educativo de la República Dominicana, pero que podría ser un componente fundamental para que cualquier nación alcance el desarrollo: la disciplina.

Debemos reconocer que el problema de indisciplina en las escuelas no comenzó en esta gestión, sino desde hace mucho tiempo. Sin embargo, para bien o para mal, esta o cualquier gestión de gobierno de ahora en adelante, así como el Ministerio de Educación, como órgano que regula la educación en el país, están en la obligación de afrontar esta realidad con seriedad y sin negligencia. Esto podría representar incluso una oportunidad de dejar atrás, de una vez y por todas, algunos males que nos han estado afectando por mucho tiempo.

Para países como Japón o Corea del Sur, podría afirmarse, sin exagerar, que la disciplina ha sido la clave del éxito en su desarrollo, colocando al primero como uno de los 7 países más industrializados del mundo y al segundo como una de las economías mas pujantes de la presente década. De muchas fuentes se puede obtener la valoración que los japoneses tienen al respecto de la disciplina, al punto que se afirma popularmente que “la disciplina algún día derrotará a la inteligencia”.

En la República Dominicana, sin embargo, se tiene miedo a mencionar la palabra disciplina, tal vez porque se equipara con el uso autoritario del poder para hacer que los demás hagan lo que uno dice. Parece que los traumas del trujillismo no han terminado de curar en nuestro país.

Es muy posible que si se hiciese un estudio amplio de lo que sucede en nuestros centros educativos y se publicasen los resultados, la opinión pública se alarme mucho más, porque lo que ha trascendido en los medios de comunicación es solo la punta de una gran montaña que ya está desbordando las paredes de muchas escuelas del territorio nacional.

Así como tenemos un montón de ciudadanos que no respetan las señales de transito, ni límites de velocidad, ni los semáforos en rojo al pasar un cruce de dos vías, también tenemos una gran cantidad de estudiantes que no respetan la integridad física de sus compañeros ni ningún tipo de norma, exhibiendo conductas que van desde impedir que se desarrolle la docencia de manera normal en un aula, pasando por acoso sexual con contactos físicos que violan la integridad de los demás, llegando hasta las demostraciones de violencia que hemos visto y otras que no se ven públicamente.

Lo peor de todo es que nuestro sistema educativo lo único que prescribe en estos casos es “Diálogos reflexivos” y “Tareas extra”, parecería que quienes redactaron las “Normas de Convivencia” sufrían en ese momento de una grave crisis de creatividad.

Imaginémonos que un estudiante agrede a otro hiriéndolo gravemente de modo que éste quede en estado de coma, según dichas normas lo que procede es “tres días haciendo tareas extras en un lugar adecuado”, a menos que la familia de la víctima decida hacer un sometimiento a la justicia ordinaria.

Realmente los maestros que hemos tenido experiencia en centros que trabajan con estudiantes de sectores marginados, sabemos que la indisciplina es un factor que afecta de manera contundente el aprendizaje en esos lugares. En un aula con 40 o 50 alumnos, muchas veces tenemos 5 que no permiten que la clase se desarrolle de manera normal, y como la norma es hacer “diálogos reflexivos” la mayor parte del año transcurre en esos “diálogos reflexivos” que casi nunca llevan a una solución del problema sino a una gran pérdida de tiempo. Con los años una gran parte de estos estudiantes terminan abandonando el sistema educativo para ir a delinquir a las calles de nuestro país.

¿Qué es lo que planteamos entonces? Pienso que el Gobierno, a través del Ministerio de Educación, debe plantearse seriamente como abordar de forma integral el problema de indisciplina en nuestros planteles escolares, es preciso hacer estudios para tener una idea más científica de los hechos y las causas del problema, hay que fortalecer el área de psicología, que no ha sido pensada para afrontar la gravedad de los problemas que trata día por día, implementando técnicas de vanguardia que permitan producir cambios positivos en la conducta de nuestros jóvenes y así evitar que se llegue a problemas mayores.

Debemos revisar la normativa y si es preciso las leyes para dar una respuesta más adecuada a casos especiales que dañan el desarrollo normal de la docencia pero que además atentan contra los derechos e incluso la seguridad e integridad física y moral de los demás compañeros así como de toda la comunidad educativa.

Nuestro sistema educativo está formando ciudadanos con muchos derechos y sin ningún deber, en pocas palabras, estamos dando a luz ciudadanos irresponsables e irrespetuosos de toda ley o norma.

Muchos de estos estudiantes con problemas son víctimas de sus familias, de su entorno social, y de muchas otras situaciones que ameritan una atención especial. Estos estudiantes tienen necesidades especiales, pero nuestro sistema educativo no prevé estas atenciones, por lo cual vienen a convertirse en entes de estancamiento y desestabilización que no avanzan ni dejan avanzar a los demás.

El señor ministro de Educación, Andrés Navarro, ha expresado su intención de escuchar la opinión de los actores del proceso educativo, de hacer un diagnóstico por medio de la observación directa. Creo que que es fundamental que lo haga, ya que es el único modo en que podrá darse cuenta de lo que en realidad está ocurriendo.

Pero la tarea no es fácil ni exclusiva del Ministerio de Educación, ya que toda la sociedad es responsable y víctima del problema. Tenemos una gran cantidad de padres o tutores que no cumplen sus responsabilidades hacia sus hijos o protegidos, lo que agrava su situación, y un Estado que no da el seguimiento necesario a la irresponsabilidad de los padres hacia sus hijos.

Creo que sin lugar a equivocarnos, la disciplina debería ser una de las columnas principales para poder hacer una Revolución Educativa que logre efectivamente su cometido de llevar una nación hacia el progreso y la equidad.