Quien gane la Presidencia, en vez de celebrar, deberá orar

JOSÉ ALFREDO ESPINAL

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El próximo presidente tendrá grandes retos.

SANTIAGO.- Cuando el 5 de julio, en primera vuelta o el 26 del mismo mes, en la segunda ronda electoral, sea electo el próximo presidente de la República Dominicana, en vez de celebrar el triunfo, más bien tendrá que aprender a orar a Dios, si aún no lo sabe, para enfrentar los retos socioeconómicos de un país, como muchos a nivel mundial, que quedarán devastados por la crisis generada del coronavirus o COVID-19.

El nuevo presidente tendrá que tomar medidas que imaginamos no serán bien acogidas por la mayoría de la población, pero que a la corta o la larga dejarían resultados.

Los problemas económicos, por la quiebra de empresas que provocan desempleo a todo nivel, el alto costo de la vida será peor que el actual, eso aparte de los inconvenientes que padecemos como nación.

Ahora todos nos enfocamos en la manera de cómo evitar el contagio del COVID-19, es decir, cuidamos la vida como elemento principal. Pero una vez concluya todo esto, tal como lo espera todo el mundo, habrá que hacerle frente a otras situaciones molestosas en este país.

Por ahora nadie o casi nadie se preocupa por problemas tan serios como la delincuencia,  los casos de feminicidios, déficit del sistema sanitario, el caos del tránsito terrestre y otros males como la corrupción y la impunidad que siguen latentes en la sociedad dominicana.

Luis Abinader,  líder de la oposición, Gonzalo Castillo,  candidato del partido gobernante y el expresidente Leonel Fernández,  son los tres aspirantes presidenciales con más posibilidades de ganar las próximas elecciones, y de eso no hay ninguna duda.

Cualquiera de los tres que se imponga en las urnas deberá saber que necesitará el respaldo de todos los sectores, incluyendo a la oposición política. Después de los comicios no se trata de un presidente o de un partido en particular,  sino de una nación, de un pueblo golpeado por diversas crisis que espera mejoras, sin importarle los problemas que sufrido la economía local, nacional e internacional.

Desde ahora vamos a prepararnos mentalmente. Lo de ahora es apenas una pequeña porción de lo duro que viene la cosa. Ya no se trata solamente de San Luis, San Gonzalo o San Leonel. Esto no lo arregla nadie de la noche a la mañana; tendremos que convivir todos en medio de las dificultades, como buenos hermanos, si Dios nos ayuda a salir bien del coronavirus.