Caribbean Digital
Puerto Rico.- Fue acechado, perseguido y asesinado frente a un familiar, supuestamente, por hacerle un favor a una fémina extranjera.
Ese aparenta ser el móvil detrás de la violenta muerte de Rubén Román Ayala, de 23 años, el 9 de mayo del 2009 en un sector de Puerto Nuevo. Un vil crimen que acabó con la vida de un joven trabajador que vivía en el residencial Los Álamos y era muy querido por su familia.
Según el diario puertoriqueño El Nuevo Día.com, lo triste del caso es que cuatro años después de esta tragedia, el presunto agresor, identificado por la Policía como Efraín A. Viera Calderón y quien residía en el sector Camino el Mudo en Cupey Alto, no ha sido capturado por lo que las autoridades solicitan la cooperación ciudadana para atraparlo.
En comparación con otros casos de asesinatos reseñados, este caso no envuelve trifulcas por los puntos de drogas, sino la buena fe de un joven para ayudar a otra persona.
El periódico cita que de acuerdo con la agente investigadora del caso, Ormarie Roque, la víctima estaba casada con una joven de nacionalidad de dominicana para ayudarla a que pudiese tramitar la ciudadanía norteamericana.
“No había nada amoroso entre ellos. Ella le pagó a él para que se casaran porque ella quería ser ciudadana y traer sus hijos a Puerto Rico”, relató la agente Roque.
Víctima solicita el divorcio
No obstante, al poco tiempo Román Ayala sintió temor por su acción, pues en un artículo leyó que los matrimonios fraudulentos son investigados por el Servicio federal de Inmigración y Control de Aduanas, así que el joven le pidió el divorcio a la muchacha.
“Luego de ver ese artículo él cogió temor y le dijo a ella que se quería divorciar y que quería agilizar ese divorcio. Ella no había comenzando ningún trámite, así que ella empezó a pedirle el dinero y empezaron a surgir los problemas entre ellos, según la investigación”, expuso Roque.
Esa misma joven estaba saliendo con otro individuo de nombre Kerlin De la Rosa, quien conocía a la víctima.
A este hombre, la joven le contó la situación que enfrentaba con Román Ayala y las discusiones que tenían por el pedido de anular el matrimonio.
La agente Roque dejó claro que la Policía no le imputa a la mujer mandar a matar a Román Ayala, pero cabe destacar que ella le preguntaba a De la Rosa qué iba a hacer él sobre su situación.
Acabar con la vida del joven fue para De la Rosa la solución y no actuaría solo. El hoy fugitivo, Viera Calderón, sería parte de esta muerte.
Le disparan en plena calle
El 9 de mayo fue la fecha fatal. Eran cerca de las 5:00 p.m. cuando Román Ayala salía de trabajar de una ferretería en San Juan.
El joven salió acompañado de su abuelo, quien también laboraba allí, y ambos abordaron un vehículo Mitsubishi Lancer.
En ningún momento, la víctima se dio cuenta de que estaba siendo acechado por De la Rosa y Viera Calderón, quienes iban a bordo de una guagua Ford Explorer color azul y con una tablilla de cartón falsa.
Según la agente Roque, una cámara de seguridad de la ferretería captó la imagen de la guagua de los agresores dando vueltas por el lugar.
Esa misma guagua siguió el auto de la víctima hacia una gasolinera. Luego lo siguió hacia la avenida De Diego, en Puerto Nuevo.
Román Ayala, quien continuaba acompañado de su abuelo, se detuvo en un semáforo frente al #570 de dicha avenida. En ese instante, Viera Calderón, luciendo un abrigo y una gorra, se bajó de la guagua, caminó hasta el auto de la víctima, se colocó al lado del conductor y le disparó en varias ocasiones a Román Ayala.
“Segundos antes, el occiso estaba hablando con su abuelo y cuando mira para el lado trata de decir algo que no completó”, contó la agente Roque.
El occiso recibió impactos de bala en el rostro, brazo izquierdo y espalda, muriendo en el acto. Su abuelo, quien lo presenció todo, resultó ileso.
Se van a la fuga
Tras asesinar al joven, Viera Calderón abordó de nuevo la guagua y en un viraje se percataron que una patrulla de la Policía Municipal vio lo sucedido. Los sospechosos apuntaron con una pistola a la patrulla y se desató una persecución, pero la Policía los perdió de vista.
La guagua que conducían los agresores fue encontrada luego abandonada en un terreno baldío de la avenida Roosevelt. También se encontró un arma de fuego cerca del vehículo.
Según la agente, ese día Viera Calderón fue detenido por la Policía mientras caminaba por la avenida Roosevelt porque lo vieron raro. Al ser entrevistado, este hombre, quien estaba desempleado, negó participar en el crimen.
“Tuvimos que enviarlo a su hogar y citarlo de nuevo. Fue entrevistado posteriormente, pero nada surgió en su contra porque no teníamos todos los detalles del caso”, dijo la agente.
“A medida que se fue investigando y recopilando datos se corroboró que él tuvo algo que ver”, agregó Roque. De hecho, dijo que un año después del crimen De la Rosa fue detenido y confesó que Viera Calderón mató al joven.
Viera Calderón, quien no tenía historial delictivo como adulto, pero sí como menor, fue nuevamente citado por la Policía, pero no compareció y desde entonces anda por la libre. No obstante, la Policía le radicó cargos en ausencia por asesinato en primer grado y violación a la Ley de Armas, y enfrenta una fianza de $750,000.
Según Roque, lo último que se sabe de este joven es que huyó a Estados Unidos. En cuanto a De la Rosa, está preso cumpliendo entre 25 y 30 años de cárcel, mientras que la fémina involucrada en este caso huyó a su país natal.