Padres, arrastrados por el dinero, caen en la corrupción y dañan la familia

Por: Ramón Antonio Veras 

I.- El padre que avergüenza a sus hijos, con actos corruptos 

1.- La mercancía dinero, la más apreciada en todo el sistema capitalista, disloca, saca de sus cabales a aquellas personas dispuestas a hacerse millonarias sin importar los medios y las consecuencias. Al parecer, para algunos individuos da lo mismo ser llamados adinerados ladrones, que ser valorados como pobres honrados.

2.- Padres de familias, a quienes sus hijos no les conocen como ricos, en un santiamén se convierten en magnates; verdaderos acaudalados, sorprendentes potentados.

3.- Las sorpresas vienen cuando los descendientes ven a sus progenitores,   figurando en expedientes judiciales; acusados de robo al erario, entrando a las salas de audiencias de tribunales penales, sujetadas las muñecas de sus brazos con esposas y una patrulla policial detrás.

4.- En nuestro medio se está dando el caso de hijos frustrados, cargados de amarguras, llenos de pesares, porque al progenitor que veían como modelo de padre ejemplar, ahora los ha convertido de ilusionados a frustrados.

5.- Hoy, en nuestro país, por esas calles de Dios, andan jovencitos avergonzados, ruborizados al saber que su papi es un desfalcador que sustrajo los dineros de un pueblo lleno de necesidades, mientras que los lujos que hay en sus hogares son fruto de la malversación, porque su papito defraudó al Estado dominicano.

6.- Para un joven es algo mortificante, saber que ese hombre, quien era su líder, y más que como su padre, lo tenía como símbolo de la honradez, ahora es el jefe de una banda de lavadores de activos.

7.- Después que el padre hizo creer a sus descendientes que estaba dándoles una educación de calidad  con dinero limpio, en costosos colegios, y una vida material con todas las comodidades, entonces llega el desengaño, quitándose la prole las ilusiones que se habían forjado, de que tenían un papá meritorio y honesto a toda prueba.

8.- Al momento de ejecutar actos fraudulentos, ese varón que ha engendrado a los que hoy son sus hijos, debe llevar con orgullo de honradez el calificativo de padre, y no mancillar la reputación futura de su prole.

9.- Ahora, son muchos los niños que mañana serán adultos identificados como los hijos de los que, por estar de allantosos, de muy presumidos, fueron a parar a la cárcel. Hay padres que manchan el futuro de sus descendientes.

10.- El jefe de familia, ese que en el hogar se presenta como el ejemplo a seguir en lo moral y ético, en un abrir y cerrar de ojos cambia de purificado a adulterado, de muy limpio a corrupto, porque el fingimiento de moralista es difícil de mantener en la conciencia de un podrido del sistema.

 II.- La corrupción como fenómeno social. No personalizarla

 11.- El fenómeno de la corrupción, que arropa por entero a la sociedad dominicana, desde las instituciones del Estado, hasta la familia, daña a seres humanos que con su mal perjudican a sus descendientes. Padres nocivos, causan males perniciosos en el orden social y familiar.

12.- Porque los fenómenos sociales no se eliminan por la fuerza, con leyes, ni con sentencias condenatorias irrevocables, en mi cabeza no cabe la idea de que se acaba con la corrupción sancionando a dos, tres, cientos o miles de corruptos, como tampoco se elimina la pobreza, la prostitución y el desempleo, matando a los pobres, a las prostitutas y a los desocupados.

13.- Estoy plenamente convencido de que el patrimonio del Consejo Estatal del Azúcar (CEA) y de la Corporación  Dominicana de Empresas Estatales (CORDE),  fue robado, sustraído por  algunos miembros de los partidos políticos que hasta hoy han administrado el Estado, desde la desaparición física de Trujillo.

14.- Despiertan falsas ilusiones en nuestro pueblo, aquellos que haciendo politiquería personalizan la corrupción, con el fin de no identificar de manera precisa el sistema social causante de todos los males sociales que dañan a la sociedad dominicana.

III.- Ante los procesos penales en curso

15.- Para el verdadero pueblo dominicano, los procesos judiciales en curso, por corrupción, serán edificantes siempre y cuando se persiga hacer justicia, y no utilizarlos como desquite. Por lo menos se envía un mensaje de que hay que higienizar el ambiente que está podrido por entero, desde arriba hasta abajo.

16.- La parte sana del pueblo dominicano aspira a que la vara de la justicia alcance a todos aquellos que se han enriquecido con dinero del erario y de las empresas estatales. Es de desear que se apliquen las leyes, y no emplear la venganza que es propia de resentidos sociales.

17.- Las masas populares dominicanas, son las víctimas que han padecido por el robo de su patrimonio, acción ejecutada por politiqueros   que genera el statu quo, causante también de otras lacras sociales.