Nadie es imprescindible

José Alfredo Espinal

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SANTIAGO, República Dominicana.- En los últimos años en la cultura política dominicana se le ha querido vender al pueblo que quien dirige la cosa pública es imprescindible para garantizar el desarrollo, la estabilidad económica y social del país.

No cabe duda que todos los que han gobernado esta nación han tenido sus luces y sombras; la actual administración no escapa a esa realidad. Pero, asegurar que sin la persona que gobierna “se acabará” el mundo, es la perorata de ciertos funcionarios por mantener su cargo, más que pensar en el bienestar de un conglomerado.

Para mucha gente en los Estados Unidos el expresidente Barack Obama debió continuar en el poder, lo mismo pasó en Uruguay con José-Pepe-Mujica y en Brasil con Luiz Inácio Lula da Silva. Todos ellos contaban con un gran apoyo popular, incluso, muy por encima del más alto porcentaje que ha presentado un presidente dominicano.

Pero Obama, Lula y Mujica ni siquiera intentaron pretender volver por otro periodo presidencial en su país.

Es por ello que es preciso resaltar, entre otras cosas que, imprescindible en una sociedad es el respeto a la Constitución y a la institucionalidad. Los países son fuertes a la medida en que cada ciudadano, desde el más alto nivel hasta el de a pie se somete al régimen institucional.

El fastidioso debate de una posible reelección para unos, pero insaciable por otros, es un tema que debería centrarse en qué dice la Constitución al respecto y no en el pensamiento mesiánico de muchos funcionarios que, venden a una figura y la obra de gobierno de su líder, para atrincherarse en el poder que le garantiza dinero y prebendas al por mayor y al detalle.

La reelección está instaurada en muchos países, incluso, hasta en los Estados Unidos, pero tiene un stop constitucional y por encima de eso no hay fama, respaldo popular ni dinero que valga para motivar a un Congreso a modificar lo que alguien llamó una vez como un simple pedazo de papel, y muchos menos, para un único propósito.

Si ocurre, amén, pero la historia y el devenir de los días serán testigos de la decisión política que impuso un “grupito” por el “bienestar” de su pueblo y para garantizar lo Imprescindible en el país.

La suerte está echada…