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Los casos de muertes y violencia contra niños dentro de la familia en las que son señaladas sus madres como responsables, ocurridos en los últimos días en el país, son evidencia clara de la existencia de trastornos de salud mental.
Así lo afirmó ayer el presidente del Colegio Médico Dominicano (CMD) al señalar que eso pone sobre la mesa la urgente necesidad que tiene el país de apertura de más servicios de atención a la salud mental en los hospitales para que disminuya el tiempo de espera para consulta.
Además, de que la cobertura de los servicios de salud mental sea incluida en el Plan de Servicios de Salud (PDSS) del Sistema Dominicano de Seguridad Social (SDSS)
El doctor Waldo Suero se mostró de acuerdo con ampliar los servicios de salud tal como lo propone Listín Diario en su editorial de ayer titulado “El velo oscuro del horror”, donde sugiere que el gobierno establezca un acuerdo con las clínicas y consultorios de todo el país para subsidiar –y honrar el compromiso– la asistencia a gente angustiada que puedan recibir servicios de salud mental sin costo para el usuario.
El presidente del CMD dijo que todos esos casos de violencia en la familia que se están observando, sobre todo donde padres hacen daño a sus hijos, es indiscutiblemente un problema de salud mental y recordó un estudio realizado el año pasado donde se habla que el 37% de la población tienen algún problema de salud mental.
Señaló que es muy necesario ampliar las consultas en los hospitales para ponerlas más frecuente y la gente no tenga que esperar seis y ocho meses para ver al especialista, lo cual ocurre, dijo, no solo en el área de la salud mental, sino en todas las especialidades. Puso como ejemplo el hospital infantil Robert Reid Cabral donde ha observado casos de citas que duran seis y ocho meses porque permanecen llenas durante el año completo, fruto de la demanda.
Dijo que las enfermedades mentales deben estar incluidas en el Plan de Servicios de Salud de la Seguridad Social, porque todos esos casos que están sucediendo tienen su base en la salud mental, porque ninguna persona en su sano juicio no mata a un hijo, ni a nadie.