Manejando presión

PRESION: La película “For love of the game” debe estar en la lista de favoritos, de aquellos fanáticos que aman el juego del beisbol. La misma cuenta la trama de un lanzador y su dinámica de juego y de vida, y como se conjugan en su trayectoria integral.   

El protagonista es un pitcher, que muestra su manejo de presión, donde el bloquea todos los elementos y factores externos que pueden distraer en el momento de la acción. Hay deportistas que pueden manejar el abucheo de los fanáticos rivales tal cual lo hace este lanzador, sin que les afecte en lo más mínimo. Otros se vuelven erráticos, se ponen nerviosos, y no pueden enfrentar la opresión del momento.  

El factor presión es uno de los más determinantes al momento del desempeño de un deportista. La presión puede hacer que un atleta olvide todo lo que ha practicado y entrenado, arruinando su rendimiento en momentos de aprietos; puede ser tan ostigante e intensa, que provoque sudoraciones y palpitaciones inusuales y nuble la concentración del atleta. Es de esos sentimientos intangibles e invisibles, pero reales y palpables. No puede verse ni tocarse, pero es un enemigo puntual que ataca la mente pero se manifiesta en el físico.  

Son pocos los atletas que saben manejar presión, y utilizarla a su favor. En vez de la presión bloquearlos y oprimirlos, los alimenta como gasolina a un motor. Esos atletas que son de sangre fría, de piel de cocodrilo, de poca hiel y ultra competitivos, les fascina sentir la adrenalina de la presión. Esos son de los que elevan su nivel de juego, y tienen un gran desempeño mientras más intenso es el momento. La presión no los dobla ni los intimida, sino que les dispara la adrenalina. 

Ese tipo de atletas que saben manejar presión tienen un más alto valor para una organización, sus ejecutivos y los fanáticos. Son de los jugadores que nunca se olvidan porque deciden partidos, ejecutan en escenarios decisivos, son confiables y se puede depender de ellos en momentos cruciales.  

TODOS LA ENFRENTARÁN: La presión es algo que todo atleta enfrentará en cualquier nivel que compita. Desde pequeñas ligas hasta las ligas mayores, todos la verán cara a cara pues es parte de lo que desarrolla o no confianza, carácter, confiabilidad o un desplome total. Hay deportistas que simplemente se dejan intimidar y no están hechos para accionar bajo presión. Otros no pueden competir sino sienten ese desafío en su interior.  

El lanzador de la película “For love of the game” se sentía tan confiado, que la lomita era su zona de comodidad. El podía bloquear literalmente el estruendo incesante de 50 mil fanáticos y simplemente concentrarse en donde colocar la pelota sobre el plato. No titubeaba, no se inmutaba, estaba hecho para ese tipo de manejos. Solo le afectó una situación personal donde perdió la concentración, pero pudo reponerse y ser efectivo en su ejecución.  

Aunque no seamos atletas, las presiones de la vida siempre vendrán. Unos la recibirán en el terreno de juego, otros en sus hogares y lugares de trabajo. Unos la lidiarán en su salud, otros en el bolsillo, a veces con una situación de un hijo o un marido. Lo cierto es que a todos nos llegará y nos tocara enfrentar.  

Para eso debemos ser como esos atletas sangre fría, que saben bloquear el ruido del entorno, la presión ambiental y social, y se concentran en ser certeros y efectivos. No podemos actuar en emoción, sino saber mantener el control de uno mismo. La manera más efectiva para manejar presión es entender que hay uno mayor que tiene el control de toda situación.  

Callar las voces internas y externas de la presión no es tarea fácil. Para enfrentarla es bueno aplicar la siguiente pauta: “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.” Isaías 26:3. Solo confiando en Dios Padre podremos vencer el invisible dardo de la presión.

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