Mahler y Garr, genuinos inmortales

Hace 3 años escribí una columna señalando que se gestaba un movimiento para llevar a lanzador zurdo estadounidense Mickey Mahler al Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano. Finalmente las gestiones tuvieron éxito y este domingo se hará justicia, porque Mahler tiene méritos más que suficientes para recibir esa gran distinción. La exaltación de un jugador importado que se haya destacado en el béisbol profesional dominicano tenía un precedente, ya que en el ceremonial de 1995 el norteamericano Alonzo Perry, legendario refuerzo de los Tigres del Licey en los años 50, fue merecidamente inmortalizado.

Trayectoria de Mahler

Echando un vistazo a la carrera de Mahler, podemos darnos cuenta de su valía para ocupar un nicho en el Olimpo del deporte nacional.  Mahler lanzó durante 9 temporadas en el país, entre 1977 y 1987, 8 de ellas con los Leones del Escogido. La primera vez que actuó en el béisbol local fue en la estación 1977-78, vistiendo el uniforme de las Estrellas Orientales. Luego, a partir de 1979 lanzó para los Leones, equipo con el cual permaneció el resto de su carrera en la liga dominicana. En su larga estancia en la pelota criolla, terminó con record 40 triunfos y 17 reveses y efectividad de 2.99, en 81 partidos como abridor, de los cuales completó 20. TRabajó en 541.2 entradas, permitiendo 507 hits y 180 carreras limpias, ponchó 350 bateadores, caminó a 178.

Mayor cantidad victorias

Mahler es el lanzador importado con mayor número de victorias en los anales de nuestro béisbol y ocupa el décimo lugar en el listado general de pitcher más ganadores, empatado con los dominicanos Fernando Hernández  y José Mercedes. Además, es el refuerzo que más temporadas ha lanzado en el béisbol dominicano. Su nombre figura también entre los líderes de todos los tiempos en juegos completos con 20 (noveno), ponches 350 (decimosegundo), efectividad 2.99 (decimocuarto) y juegos iniciados 81 (decimoquinto).

Temporadas extraordinarias

La campaña 1985-86 fue la mejor en su paso por el béisbol criollo, al registrar marca de 8-3 y efectividad de 1.78. Inició 13 juegos, completó 6 y en 96.1 episodios le dispararon apenas 71 hits, con 68 ponches y 28 boletos. Mahler fue una figura preponderante en los títulos alcanzados por los Leones en los torneos de 1980-81 y 1981-82.

Ralph Garr

En el artículo mencionado anteriormente señalé, que además de Mahler, otro jugador importado de nuestra pelota igualmente merecía ser llevado al Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano. Me refería a su compatriota Raplh Garr, quien como refuerzo de las Estrellas Orientales implantó récords que aún perduran, a pesar de haber transcurrido 35 años desde la última vez que actuó en el país. Garr también será inmortalizado mañana y de esa forma se estará homenajeando al pelotero foráneo de mejor actuación ofensiva en la historia de nuestro béisbol.   

Inmortalidad merecida

Algunos han indicado que Garr sólo vio acción en 4 campañas en la pelota criolla y que una actuación tan breve no lo hace merecedor de recibir tan excelso reconocimiento. Pero, sólo hay que revisar sus números para comprobar que sus hazañas no tienen paragón en los anales de la pelota criolla, por lo que debemos aceptar que Garr es un genuino inmortal de deporte dominicano.     

Un virtuoso del bate

En sus primeras tres campañas en el béisbol local, entre 1969 y 1972,  Garr lideró el circuito en bateo con promedios de .387, .457 y .388, al tiempo que encabezó los encasillados de hits y carreras anotadas. Además, en dos de esas tres estaciones, fue primero en bases robadas y una vez comandó el apartado de triples. En la temporada 1970-71, estableció récords de todos los tiempos en promedio de bateo, hits y carreras anotadas, marcas que a pesar de los años transcurridos aún se mantienen vigentes. Su average en esa campaña fue de .457, al disparar 105 hits en 230 turnos, anotó 58 vueltas y empujó 24, con 12 dobles, 4 triples, 3 jonrones y 23 bases robadas.

Gran regreso

Luego de una ausencia de ocho años, regresó con el conjunto verde en el campeonato 1980-81, azotando nuevamente el pitcheo del circuito. Terminó con average de .419 en 26 partidos y no optó por el liderato al no haber logrado las apariciones al bate necesarias. En total, su promedio de bateo en cuatro temporadas fue de .412, hazaña sin precedentes en el béisbol criollo para un jugador con la cantidad de turnos que agotó Garr (735).

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