Lula da Silva y Jair Bolsonaro, a la caza del voto que decida el poder en Brasil

Caribbean Digital

Río de Janeiro, (AFP).- La campaña para la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Brasil comenzó este lunes con mensajes de confianza de Lula y Jair Bolsonaro, que ya salieron a la caza de nuevos electores para garantizar un triunfo el 30 de octubre.

El expresidente izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, de 76 años, se impuso el domingo con el 48 % de votos al mandatario ultraderechista, con 43 %, pero se quedó lejos de una victoria holgada como preveían los sondeos, que lo ubicaban victorioso incluso en la primera vuelta.

La ventaja de cinco puntos dejó la definición abierta y proyecta semanas de una campaña intensa y agresiva en un país profundamente dividido, coincidieron analistas consultados por la AFP.

«Tenemos que conversar con todas las personas que no votaron por nosotros en la primera vuelta», dijo Lula a periodistas después de una reunión con su equipo político en Sao Paulo.

«Lulinha paz y amor está listo para conversar con todo el mundo», siguió el izquierdista, que apuesta además por la conformación de un «bloque de demócratas» que venza a Bolsonaro en el balotaje.

Bolsonaro escribió por su parte que su proyecto tiene «lo necesario para liberar a Brasil del autoritarismo, del chantaje y la injusticia que tanto nos indigna».

«¡El cambio más profundo del país ya comenzó! No es el pueblo el que tiene que temer», escribió en Twitter.

Los apoyos de Simone Tebet, tercera con 4 % de los votos, y Ciro Gomes, con 3%, tendrán un papel relevante en la segunda vuelta. Tebet prometió que anunciará su postura en el «momento oportuno», mientras Gomes, duro crítico de Lula y Bolsonaro, pidió tiempo para manifestarse.

Bolsa en alza
Como ya sucedió en otros eventos clave recientes, como la elección de Donald Trump en Estados Unidos, el Brexit en Gran Bretaña y el plebiscito del acuerdo de paz en Colombia, todos en 2016, las principales encuestadoras erraron de plano.

Los números del domingo correspondieron en cambio con el escenario «optimista» que defendía el equipo de campaña de Bolsonaro, de 67 años, que lo deja con posibilidades de lograr la reelección.

La bolsa de valores de Sao Paulo cerró el lunes con alza de 5.54 %, señal del apoyo de la comunidad económica no solo a Bolsonaro, sino a la nueva configuración conservadora del Congreso.

«Independientemente de quien gane el segundo turno, va a tener que gobernar con un Congreso más orientado a la derecha, más liberal y promercado, con un gran peso», dijo el economista Igor Macedo de Lucena.

«Disputa feroz»
Leandro Consentino, politólogo del instituto Insper, pronostica un «final abierto» y «una situación pareja» para ambos, con Bolsonaro mostrando fuerza en estados claves como Rio de Janeiro, Sao Paulo y Minas Gerais, en el sudeste de Brasil y que reúnen 40 % del padrón electoral.

«Es el reflejo de un país muy conservador», evaluó Mateus Alcantara, un publicista de 26 años, un día después de la elección en Rio de Janeiro. «Estamos en un momento de polarización enorme y el bolsonarismo crece cada vez más».

Bolsonaro ha gobernado a golpe de crisis, especialmente con una cuestionada gestión de la pandemia y un desafío constante a las instituciones democráticas. De hecho, dijo que espera un posicionamiento de las fuerzas armadas sobre la transparencia de las elecciones, tras poner en duda la fiabilidad del voto electrónico.

Mantiene un sólido apoyo entre el electorado evangélico, el agronegocio y sectores conservadores.

Este lunes, prometió un aguinaldo a las mujeres beneficiarias de su programa social Auxilio Brasil, que entrega una ayuda de 600 reales (110 dólares) a los más vulnerables, un segmento que busca conquistar de cara al balotaje.

Mientras que Lula, aún bajo la sombra de los escándalos de corrupción develados cuando la izquierda estuvo en el poder y que decepcionaron a muchos de sus seguidores, cuenta con el apoyo de las clases populares, las mujeres y jóvenes.

«El balotaje promete ser una disputa feroz», dijo Paulo Calmon, politólogo de la Universidad de Brasilia. «Será una campaña agresiva y de bajo nivel».