Las RR. PP: más allá de la imagen

POR J. LUIS ROJAS

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Con la nueva realidad que se ha creado a partir de los múltiples efectos de la pandemia COVID-19 y de los desafíos globales provenientes de la cuarta revolución industrial, todo ha cambiado. Por ejemplo, los sistemas de producción y comercialización de bienes y servicios, los ambientes laborales, las relaciones interpersonales y sociales, el vínculo con los recursos naturales no renovables, los nexos entre la inteligencia humana y artificial, los procesos de aprendizaje, los hábitos de consumo, han surgido nuevas formas para analizar y vivir el presente y el futuro.

En este contexto, la ambición rentista del modelo capitalista actual está siendo fuertemente cuestionado, independientemente de su probada capacidad para general riquezas materiales, debido a su continua agresión al medioambiente, a los altísimos niveles de desigualdades socioeconómicas, a la ausencia casi total de la ética en la mayoría de los conceptos de negocio, el uso clientelar de la responsabilidad social corporativa. En pocas palabras, el capitalismo está siendo interpelado para que sea más humano y menos rentista.

En un abrir y cerrar de ojos, el entorno global ha cambiado. Por este y otros motivos, el quehacer estratégico, mediático y operativo de las relaciones públicas, está compelido a cambiar de rumbo. En la realidad actual, el factor humano es el centro de las actividades económicas y sociales. Se espera que tanto la concepción como la gestión de las relaciones públicas de la nueva realidad, sean totalmente diferentes a los empleados hasta ahora. La función clave de las relaciones públicas no puede continuar siendo lo concerniente a definir y posicionar un determinado perfil de la imagen pública de la empresa, la institución, la marca, así como la del CEO de éstas.

Lo esencial, significativo y estratégico de las relaciones públicas de hoy, consiste en poner en el centro de sus objetivos, estrategias y actividades los diferentes aspectos que inciden en el respeto y fortalecimiento de los derechos humanos. La nueva realidad es una buenísima oportunidad para que los directivos, ejecutivos y gerentes de las empresas, las instituciones y las marcas corporativas y comerciales, entiendan que el momento de desarrollar acciones internas y externas de relaciones públicas, buscando con ello construir y difundir relatos falsos con el propósito deliberado de ocultar las consecuencias que se derivan del uso de malas prácticas.

Las relaciones públicas en el ámbito de los derechos humanos, son una mezcla de políticas, objetivos, estrategias y actividades que se planifican, ejecutan y controlan de forma sistemática y sucesiva, a partir de investigaciones preestablecidas, para garantizar una gestión estratégica de: el capital relacional, la imagen pública, la conducta, la credibilidad y confianza, el valor reputacional, el reconocimiento o licencia social y la calidad de la información interna y externa. Todo con el propósito estratégico de facilitar que las organizaciones, las marcas y los países logren su misión, visión y objetivos en un ambiente sano, de cooperación, transparencia, de vínculos ganar-ganar y de respeto a los derechos humanos.

Las funciones esenciales de las relaciones públicas, en el marco de los derechos humanos, deberían ser: armonizar, servir, escuchar, vincular, fomentar y proteger los derechos humanos, ayudar a crear y mantener climas laborales sanos, inclusivos, productivos, asesorar a los directivos, ejecutivos y gerentes de las organizaciones y marcas en torno a la ciudadanía corporativa. (Licencia y/o permiso social), incentivar y visibilizar la cultura de transparencia. Se ha comprobado que los ciudadanos prefieren comprar los productos o servicios de aquellas empresas que respetan las diferentes dimensiones de los derechos humanos.

En definitiva, las relaciones públicas que colocan en el centro de sus objetivos, estrategias y actividades la defensa de los derechos humanos, centran su quehacer en:

  • Interesarse por los que sufren
  • Predicar y practicar la solidaridad
  • Compartir lo poco o lo mucho que se tiene
  • Ser humilde con los demás
  • Servir para algo útil en la vida
  • Construir puentes de solidaridad entre las organizaciones y
  • los ciudadanos.
  • Recomendar a los líderes políticos, empresariales y sociales hacer y decir lo correcto siempre.
  • Planificar, ejecutar y controlar políticas, objetivos, estrategias y actividades que contribuyan a humanizar las organizaciones.
  • Contribuir a crear y mantener climas laborales inclusivos, colaborativos, productivos y amigables con los derechos humanos.
  • Diseñar, gestionar y controlar estrategias de comunicación interna y externa que contribuyan a mantener activo el optimismo y viva la esperanza de las personas.
  • Ayudar a construir capital relacional sostenible y de alto valor agregado.
  • Asesorar a los líderes de las organizaciones para que éstas se comporten como ciudadanos corporativos socialmente responsables.
  • Establecer escenarios confiables y eficaces para armonizar intereses y negociar conflictos.
  • Emplear el poder persuasivo de los medios de comunicación masiva para orientar positivamente a los ciudadanos.
  • Crear y desarrollar acciones sanas y sostenibles para establecer y mantener relaciones ganar-ganar entre las organizaciones y sus grupos estratégicos y de interés.

En el marco de los derechos humanos, las relaciones públicas éticas y profesionales deberán enfocarse en planificar, implementar y controlar mecanismos internos y externos que faciliten el vínculo como estrategia de vida en los entornos: familiar, laboral profesional, corporativo, social. En la nueva realidad, para captar y llamar la atención de las audiencias, los relatos de las relaciones públicas deberán estar asociados a la esperanza, a la solidaridad y al respeto de los derechos humanos.