José Alfredo Espinal
Editor/Caribbean Digital
A propósito de la celebración del Día Nacional del Periodista, el 05 de abril.
SANTIAGO, RD.- La prensa dominicana no está podrida como pretenden desacreditarla algunos sectores.
Lamentablemente hay «podridos» moralmente en los medios de comunicación y de eso tienen su cuota de responsabilidad los que hoy quieren pescar en río revuelto.
Es penoso que confundan mansos con cimarrones.
Aquí hay periodistas y seudo periodistas. En ambos casos, en los reales y en los supuestos comunicadores sociales se pueden esconder delincuentes que utilizan el medio con la insignia de “prensa” para chantajear y extorsionar ciudadanos.
Pero eso no significa, sin embargo, que la prensa esté podrida.
Son personas sin ningún tipo de formación, desviada completamente del concepto periodístico y el compromiso social que conlleva esta venturosa y fascinante carrera de informar, que para alcanzar fama y dinero están dispuestos a venderle el alma al diablo si es necesario para lograr su objetivo.
Es que ingresan al periodismo, los profesionales como los empíricos con la idea de hacerse ricos. Ignoran que trabajando seriamente en esta carrera es imposible conseguir riquezas.
Se puede vivir dignamente, aún con la miseria de salario que pagan los medios de comunicación en el país, los cuales, la mayoría de ellos, solo se lucran y se jactan compitiendo unos a otros en alta tecnología.
El periodismo de ayer y hoy es el mismo. Debería tener el mismo sentido, pero muchos de los que ejercen la profesión hoy son los diferentes.
Quien quiera ser famoso y ganar dinero rápidamente que abandone el periodismo. Tomó el camino equivocado.
El periodismo no es el narcotráfico, un negocio de trata de personas ni el camino a la corrupción que dejan dinero fácilmente. Es una carrera hermosa, de vocación y de servicio; muy bien valorada todavía por la sociedad dominicana, pero muy mal remunerada por las empresas que contratan lo servicios del profesional de la comunicación.
Que quede claro, la prensa no está podrida. Hay «podridos» en los medios de comunicación.
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