“En la diferencia hay riqueza”

DIVERSIDAD: Culturalmente somos diversos, auténticos, originales y peculiares. Utilizamos dialectos, jergas, regionalismos y vocabularios que solo un compatriota puede comprender o asimilar. Degustamos distintas variedades culinarias, disfrutando platos autóctonos y criollos, dependiendo nuestro lugar de nacimiento. Esa diversidad y mezcla es una de nuestras mayores riquezas.

Así como cada cultura tiene sus particularidades y características, así cada ser humano también está compuesto de distintos tipos de cualidades. Unos son sanguíneos, otros coléricos, algunos flemáticos y otros melancólicos. Cada quien, de acuerdo a su libreto de vida recibe las herramientas que necesita para desempeñarse.

SABER CONJUGAR: En el deporte, el trabajo de un buen dirigente está en conjugar esa diferencia de características y cualidades para hacer de su equipo una receta exitosa. No todo el mundo está llamado a pensar igual, ser igual o actuar igual, pues en la diferencia hay una gran riqueza. Pero un manager si está obligado a saber estimular y fomentar un mismo sentir, un mismo propósito y Espíritu en sus jugadores, para poder generar en ellos el momentum de la victoria.

El dirigente que sabe utilizar las diferencias como riqueza, siempre está buscando el equilibrio de su equipo. No resalta uno o dos jugadores por encima de otros, sino que hace sentir al de menor estampa tan importante como el jugador franquicia, elevando en ambos la estima justa para que piensen en el bienestar del equipo y no en el suyo propio.

Un dirigente que sabe mezclar las diferencias, identifica rápidamente donde está la fortaleza de cada uno de sus jugadores, para que en ves de competir entre ellos, compitan en el terreno. Crea un ambiente cómodo, relajado, de empatía, y minimiza cualquier roce o dilema, porque entiende lo importante que es mantener un buen clima. No negocia el que cada jugador sea si mismo, pues entiende que quererlos forzar a que pretendan ser lo que no son, es debilitar su propia naturaleza y por ende, la del equipo.

Las diferencias son el insumo de trabajo de un dirigente que ya alcanzado madurez. El sabe que para poder dirigir con éxito, no puede poner su ego, intereses, agenda personal o preferencias por encima del desempeño de su equipo. Ese tipo de manager está seguro de quien es, y no necesita aprobación o negación, y por ende sabe navegar entre los corazones y las mentes de jugadores veteranos y noveles. Valora que cada uno sea diferente y no promueve el que deban ajustarse a la manera de el, sino que el se ajusta, no para alimentar egos, sino para ganarse la confianza de ellos.

SER DIFERENTES ES BUENO: Ver nuestras diferencias como una riqueza evita la competencia desleal y nociva. Muchas veces la sociedad consciente o inconscientemente nos enseña que el que otro no sea igual a mi es sinónimo de depredación, matar para sobrevivir, y no es así. Comer una arepa salada en Venezuela, es tan rico como comer una dulce en República Dominicana. Bailar una salsa cubana, es tan chevere como bailar una cumbia colombiana. En la diferencia, hay riqueza.

El Clásico de Béisbol es un acertado ejemplo de ver muchas diferencias, particularidades y diversidades unirse en un solo evento. Ver profesionales ya acabados compartir y relacionarse, competir y ajustarse, representar su país y darle el disfrute a los fanáticos de este deporte, es una verdadera riqueza. Ver distintos dirigentes manejar jugadores que son rivales en las grandes ligas, pero se unen con respeto por el país que los vio nacer, también es una gran riqueza. Ver familias, fanáticos, seguidores de este juego de distintas nacionalidades llevándose estos partidos en sus memorias y recuerdos es una gran riqueza. Aprender a disfrutarnos sin querer imponernos es hacer de la diferencia una gran riqueza.

“No sean egoístas; no traten de impresionar a nadie. Sean humildes, es decir, considerando a los demás como mejores que ustedes. No se ocupen solo de sus propios intereses, sino también procuren interesarse en los demás.”

Filipenses 2:3-4

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