JOSÉ ALFREDO ESPINAL
SANTIAGO, República Dominicana.- La rivalidad de dos presidentes y líderes de su partido podría dejar a su gente en el limbo. Pero, además, Danilo Medina, como presidente de la República y Leonel Fernández, presidente del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), también están cavando su propia tumba.
Es una rivalidad por el poder político más que por el progreso y bienestar de la patria o el llamado a la defensa de la Constitución. Si ambos quisieran ayudar al país podrían hacerlo también desde afuera, desde el otro lado del Palacio Nacional.
Los dos tienen derecho, uno más que otro, pero los dos pueden hacerlo. Pueden aspirar a la Presidencia, si la Constitución se lo permite y si el pueblo decide votar por ellos una vez más.
La lucha interna del PLD va en serio. La embestida desde el Gobierno procurando otra modificación a la Constitución y el desafío de Leonel y su equipo protestando en el Congreso Nacional es una señal clara que ninguno de los dos bandos quiere ceder.
Parece que la fábrica de presidentes, como fue calificado el PLD en una ocasión por Leonel Fernández, todo indica que terminó su producción con él y Danilo. Los demás precandidatos presidenciales del partido morado están pintados.
La opción del PLD para mantenerse en el poder no es que Danilo o Leonel vayan o no van como candidato a la Presidencia, sino como irían, juntos o separados. Muchos coinciden que cada uno por su lado sería la sepultura del partido morado en el gobierno.
Un escenario así sería lo ideal para la oposición política que tiene hambre de dos décadas por ocupar la silla presidencial, pero que por los mismos pleitos y rabietas que hoy exhiben los peledeístas se han quedado afuera, pese a los constantes intentos por volver.
La pregunta a todo esto es si Leonel y Danilo preferirán el “ni Tú ni Yo”, o analizarán con la cabeza fría que es mejor para el PLD, un filete compartido o estar en la oposición sabiendo lo que podría venir como respuesta a sus casi 20 años de gobierno.