El príncipe Carlos de Gales trató de parar la invasión estadounidense de Afganistán para «honrar» una tradición musulmana: el mes sagrado de Ramadán. Este hecho peculiar fue descrito en una nueva biografía ‘Prince Charles: The Passions and Paradoxes of an Improbable Life’ (‘El príncipe Carlos: Las pasiones y paradojas de una vida inverosímil’) en la que la historiadora Sally Bedell Smith recoge algunos aspectos controvertidos de su vida.
Carlos hizo una llamada urgente al entonces embajador de Estados Unidos en Londres, William Farish, unas semanas después de que comenzaran los preparativos para una gran operación militar en Afganistán, después de los ataques terroristas del 11-S.
«El príncipe Carlos me preguntó si sería posible detener la invasión para honrar el Ramadán y si pudiera transmitir esa petición al presidente Bush», recordó Farish. El asombrado diplomático entonces le preguntó al príncipe, «Señor, ¿está realmente hablando en serio?» y el heredero del trono respondió de forma rotunda: «Sí».
Según la biografía, el exembajador explicó que sería bastante difícil detener una invasión militar ya en pleno apogeo, a lo que el príncipe supuestamente protestó: «¡Pero los estadounidenses pueden hacer cualquier cosa!«.
«La intervención de Carlos parece haber sido hecha a espaldas del entonces primer ministro británico Tony Blair», especula el rotativo ‘Daily Mail’.
Idea absurda
El coronel Richard Kemp, excomandante de las tropas británicas en Afganistán, recalcó que la idea de Carlos de que el Reino Unido dictaría las operaciones militares a los estadounidenses es «simplemente absurda». Kemp mantuvo que un comandante militar competente «debe aprovechar oportunidades como el Ramadán en vez de dejarse controlar por una fiesta religiosa».
Graham Smith, del grupo de campaña antimonárquica Republic, sostuvo que Carlos de Gales se comportó de «manera irresponsable y poco profesional». «Este es uno de los casos más graves de la intromisión real que ha salido a la luz» y a Carlos «le deberían decir que se aparte», concluyó.
- El entonces presidente de EE.UU., George W. Bush, y Blair enviaron 20.000 soldados estadounidenses y británicos a Afganistán en octubre del 2001 porque afirmaban que los gobernantes talibanes se habían negado a extraditar al entonces líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden.