José Alfredo Espinal
Santiago, República Dominicana.- La política ha ido cambiando y quienes deciden ir a votar, también.
Pero hay quienes aún creen que la voluntad popular se puede variar fácilmente.
Una de las justificaciones es la compra y venta de cédulas. Una práctica vieja y desagradable que históricamente arropa a todos los partidos y que, por consiguiente, siempre castiga más al partido que gobierna en un momento determinado.
Resulta, sin embargo, que en las elecciones del año 2020 quedó demostrado que la voluntad popular ya no se cambia tan fácil.
Durante el proceso electoral del 2020, incluso en medio de la pandemia del covid-19, el partido que gobernaba en ese entonces hizo hasta lo imposible por retener el poder y no pudo.
Y es que hay quienes todavía piensan que la capacidad económica puede imponer el deseo particular en las urnas. Eso no es cierto y ya se confirmó hace cuatro años.
Se podrá influir en la conciencia de algunos, pero no en la mentalidad de todos.
Ahora ya no gana elecciones el que quiere. Lo puede hacer el que la mayoría de la gente por su propia voluntad decide elegir.
Esta vez el karma es la mejor respuesta a los partidos y a los políticos cuyos resultados electorales no les favorecen, tanto de la oposición y del propio partido que gobierna. El karma no tiene colores ni partidos, no mira estatus sociales ni credo religioso; solo tiene repercusión de lo que se hizo y se dijo en algún momento de la vida.