!Cuantas realizaciones en quince años!

Por: Rafael A. Escotto

Al Centro León

Transmitid la cultura a todo el mundo, sin distinción de razas ni de categorías» – Confucio.

Nada puede ser más significativo ni más  fecundo para el impulso  y progreso de la cultura y el desarrollo del talento y la creatividad humana que poder contar con la espontaneidad que ofrece un espacio como el Centro León donde puedan fluir dulcemente las inspiraciones más luminosas del genio creativo y de la inventiva que dan pie a los grandes avances de los pueblos.

El desarrollo de la creatividad artística y del pensamiento crítico tiende a purificar la capacidad de razonamiento lógico de los individuos y, al mismo tiempo, aprenden a distinguir y a seleccionar cuáles son sus prioridades esenciales que coadyuvan  a su enriquecimiento y desarrollo social.

El Centro León, directa e indirectamente, a través de conferencias magistrales, exposiciones de obras artísticas, conversatorios sobre desarrollo y  técnicas de crecimiento humano, conciertos y espectáculos musicales, exhibición de obras teatrales y cinematográficas icónicas o clásicas, presentaciones de descubrimiento o hallazgos antropológicos, viene aportando su cuota de responsabilidad social de manera formidable.

Por vía de este Centro, de fácil acceso público, debido a su ubicación geografía, permite que los ciudadanos interesados en participar de los placeres que produce la cultura de enriquecimiento espiritual, se puede afirmar que el Santiaguense de hoy día no es culturalmente el que pudimos palpar cuando esta criatura daba sus primeros pasos hacia el fortalecimiento de las riquezas espirituales, que abarca además de las artes y las letras, las formas de vida y de convivencia, material e intelectual.

Cada vez se agregan al Centro León más personas en busca de entretenimiento y de actividades que generen ensanchamientos positivos de sus facultades intelectuales y los doten de capacidad de reflexión de sí mismos, a través de las cuales los ayuden a comprenden valores y a buscar nuevas significaciones.

Toda la familia León, Brugal León, Aguayo León, León de Jorge, Bisonó León, aguayo Saladin y León Herbet, encabezada por don José A. León, fueron los convidantes de este gran jubileo en conmemoración de los quince años felices de un hermoso y acogedor centro levantado con el esmero y el esfuerzo ingente que exigen las grandes inspiraciones humanas para rendirle culto y darle recibimiento a todas las corrientes culturales y artísticas.

Hasta que las ciudades y los pueblos no sientan el latir de instituciones que se preocupen verdaderamente por su salud educativa y promuevan sinceramente la difusión cultural entre sus ciudadanos, es impensable suponer que las colectividades humanas y sociales logren salir de su estancamiento económico y político.

Tenemos que enfatizar en aquel consejo que le dejó a la humanidad el historiador griego de la filosofía clásica Diógenes Laercio, veamos:

«La cultura es un adorno en la prosperidad y un refugio en la adversidad«.

Qué quiso explicar este gran pensador y autor de varios libros sobre La escuela Jónica: nuestra propia interpretación nos dice  que cuando los tiempos nos ríen el hombre se desentiende de la cultura, la desprecia, sin embargo, cuando sucede lo contrario, le sirve de refugio al volverse más consciente de lo que sucede en el mundo y deja de ser salvaje.

En este trabajo de felicitación y estimulo al Centro León me permito, como intelectual y escritor, en ocasión de la celebración de sus quince años, hacer esta loable distinción de la magníficas  obras y de los grandes aportes culturales y científicos que propone y ejecuta mensualmente tan prestigiosa institución cultural de Santiago, del país y de toda la región que integran el llamado Caribe Insular.

Mientras el fervor tan extraordinario y el enorme acervo cultural que reúne en su interior el Centro León no le había sido posible asentarse sobre este suelo santiagués y crear un proyecto educativo tan valioso que junta voluntades afirmativas alrededor suyo, el concepto utilitario de centro planteado en el siglo XVIII por el filosofo, economista y escritor inglés Jeremy Benthm, no le hubiese permitido a este pueblo participar de actividades culturales cuyo provechosos resultados no podían haber sido entendidos por nuestra sociedad.

Podemos decir, sin lugar a duda, en favor del Centro León y es el hecho de que esta expresión cultural que comenzó con una idea aparentemente sencilla ha producido consecuencia grandiosa como la felicidad a nivel individual, colectivo, privado y público, en razón a los beneficios culturales recibido en estos quince años por una comunidad de hombres y de mujeres habidos de conocimientos para poder comprender el motivo de la naturaleza, cualidades y relaciones de las cosas.

Los pocos o muchos avances que ha logrado la comunidad culta y la que ha estado habida de conocimientos científicos para poder progresar, en tan solo quince años la calidad y alcance del discernimiento de este pueblo después de la llegada de la fuerza intelectual del Centro León, no puede ser medida por la vara simple de una percepción a la que nos conduce la imaginación.  Evitando que lo interpretativo nos confunda y nos absorba, asombrado por el éxito social y humano de esta institución debemos decir ufanos: ¡cuántas realizaciones en quince anos!.