Como quiera dicen, pero…

JOSÉ ALFREDO ESPINAL

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 SANTIAGO, República Dominicana. – Antes, durante y después de la presencia del coronavirus en este país se escuchaba decir a mucha gente que el presidente de ese momento no era muy dado a dirigirse a la nación ni hablar con los representantes de los medios de comunicación.

Que se derrumbara el Monumento a los Héroes de la Restauración o que lloviera de abajo hacia arriba no eran acontecimientos que perturbaban al Señor del pasado. Todo era silencio; que hablaran sus bocinas.

La gente criticaba de manera pública y privada el silencio de ese mandatario. Era su derecho a quedarse callado, pero cuando se dirige una nación, por más subdesarrollada que sea, como la nuestra, sus habitantes siempre esperan el llamado de su líder.

Pero al cambiarse la baraja, las criticas siguen lloviendo entre algunos; incluso, en aquellos que una vez exigían al expresidente que debía hablarle más a su pueblo.

Con el nuevo inquilino en el Palacio Nacional, el cambio, por lo menos en el estilo elocuente, ya se refleja.

Por lo que se ha visto en los últimos meses, el actual presidente no hablará a su pueblo simplemente como se ha hecho tradición en las fiestas patrias, sino que, ante cualquier metida de pata de sus funcionarios, ya se espera una respuesta contundente del mandatario.

No es común en ninguna parte del mundo que un mandatario se dirija a la nación con tanta frecuencia como el nuestro. Tampoco es común que un presidente enmudezca ante los cuestionamientos a los presuntos actos de corrupción de su gobierno o ante una pandemia como el covid-19.

La gente podrá hacer su juicio de preferencia. El estilo de uno que hable en el momento menos esperado y le diga a su pueblo la realidad del gobierno y lo que pueda esperarle al país u otro que se haga el “chivo loco” ante la más atroz tormenta que acabe con su nación.