Al dedillo: Enseñanzas de la vida

Johanna Benoit

SANTIAGO, República Dominicana.- La falta de amor propio y por los demás, el irrespeto a la vida, la insensibilidad humana, la apatía, el desinterés, la desconfianza, la intolerancia, los prejuicios y la ignorancia, son componentes que inciden en la perdición humana, en la cual no hay permisos para avanzar de ninguna manera, teniendo como resultado una vida de encierro y exclusión social.

A pesar de que estamos viviendo momentos de intranquilidad, donde la incertidumbre se apodera de nuestros corazones, aún así encontramos en el camino personas que no sabemos cuál fue o ha sido su formación en el hogar, la crianza que le dieron, entendiendo de nuestra parte, la ausencia del sentido común, la dejadez, el resentimiento y la falta de compromiso social.

Desde nuestra niñez se ha cultivado el amor por los míos y los demás, la solidaridad, el respeto, la honestidad, la paciencia, el perdón, el mantener una actitud positiva, el saber esperar, a saber comportarnos, a formarnos para nuestro crecimiento profesional y personal.

Nuestro proyecto de vida, agradecer a Dios, a la vida y al tiempo por ir demostrándonos que tan seguro y equivocado hemos estado, haber actuado a favor de algo o de alguien, hoy confirmo que somos débiles, y caemos muy rápido al juego. Señoras y señores, ahora es que falta mucho por aprender.

Nos llevamos decepciones, ahora nos sorprendemos de cómo pudimos dejarnos manipular, nos aislamos de los nuestros para meditar y preguntarnos el por qué fuimos o somos tan permisivos, tan reincidente y sobre todo faltar a tu propia palabra.

Cuando nos toca vivir una experiencia amarga, llega el momento de enfrentar lo difícil que no esperaba, que tienes que sacar de abajo, llenarte de valor, confiar en Dios, y apoyarte de personas valiosas que suman bienestar a tu vida, es sin lugar a dudas uno de los aprendizajes de la vida que jamás olvidaremos.

De ahí en adelante vamos sumando esas acciones que nos hacen despertar de un estado de inconsistencia, vamos abriendo los ojos, vamos aplicando términos matemáticos, dividimos, sumamos, restamos, aprendemos de cada lección, se gana y también se pierde.

Forjamos en nuestra mente una idea a quienes tenemos que soltar y sostener, es decir con quien debemos compartir la carga, los momentos de alegria, de tristeza y el camino largo que nos queda por recorrer.

Son las palabras de una mujer, alma libre de equipaje, que ve la vida a veces de color de rosas. Una mujer que ama, que tiene valores y que agradece las oportunidades de vivir y de volar a través de sus imaginaciones. Una mujer que pide al mundo, amor y una cultura de paz.

“Las mejores enseñanzas de la vida, suelen venir de los momentos más duros”

Hasta otra entrega

Dios les bendiga

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