Ivonne Mercader
Especial/Caribbean Digital
SANTIAGO, RD./ …Me senté a ver aquel edificio, mientras los rayos del sol nublaron mi mirada por unos segundos. Sentada en el block encendí la laptop. Sucedía algo extraño que intentaba entender y no podía. De repente escuche a mi padre llamarme entre el polvo y los escombros como queriendo protegerme y guiarme dentro de la construcción.
Me quité las sábanas, tomé la Black Berry, y comencé a recordar lo maravilloso que es mi padre y lo valiosa que ha sido mi vida a su lado.
Recuerdo a mi Padre tal cual es, lleno de responsabilidad y trabajo ¡porque con eso no se relaja! Sentado en un escritorio, siempre amable, planchadito, con sus lentes, teléfono en mano y el viaje de papeles con números que contar para buscar los chelitos del moro…
Papi, con la comida no come cuento; Eso que no falte nunca, aún en los momentos más difíciles, siempre cargando algo para la casa. Nunca vi a mi padre llegar con las manos vacías, pero si cansado y con la frutita para después del baño.
Mi papá es de los que hay que quitarle los zapatos, sobarle la cabeza, abrazarlo (no mucho); pero si de los que conversan un poco en el momento oportuno, ¡Ay la tele! si se duerme con ella encendida y la apagaste, él, según él, aún la estaba viendo así que hay que encenderla otra vez.
He tenido la dicha de nunca haberme faltado ni el apellido, tan imprescindible como un techo, que a mis cinco años veía como ahora, en aquella época no habían ventanas, ni plato, ni piso solo paredes, arena, hojas de zinc y una construcción con sus respectivas divisiones ¡Mi casa!, sin terminar pero propia, en un lugar donde hoy los ladrones aún no hacen fiesta y la calle es de tierra…
Mi hermano mayor gritaba:
-ven a ver, ahí va a ser mi oficina…
Yo respondí:
-¿por qué no esperaste a papi para que te ayudara?,
-estará bien respondió el, no soliendo ser tan expresivos con los hijos como mi madre, ya que su imagen fuerte no le permite mostrar el lado sensible y humano del ser humano…
Mi viejo no tuvo lo que me proporcionó, sin embargo no hubo límites en la responsabilidad, siempre fiel a sus hijos sin importar las circunstancias y los desdenes de la vida.
Caminé hacia el lugar que mi hermano me mostraba, ví a mi Padre responder a lo que decía asentando la cabeza positivamente. Salí y… desperté y allí sentada en mi cama después de aquel sueño me di cuenta que las canas de mi padre son de un Padre, de verdad…