La lista de diferencias que el secretario de Estado EE.UU. Rex Tillerson mantiene con la Casa Blanca se sigue ampliando y la frustración está ya instalada en el alto funcionario, que puede acabar renunciando a su cargo, según fuentes de la CNN. Entre los puntos de discordia destacan las discrepancias sobre la política respecto a Irán y el debate sobre el personal de la Administración Trump.
Además, varias fuentes citadas por la CNN apuntan a que Tillerson calificó el comportamiento de Donald Trump como «no profesional» cuando, durante una entrevista para ‘The New York Times’, este criticó al fiscal general Jeff Sessions por su decisión de alejarse de la investigación de la supuesta injerencia de Rusia en el proceso electoral estadounidense.
Si bien a lo largo de varias semanas las conversaciones con los amigos de Tillerson dejaban la impresión de que el secretario de Estado iba a seguir ejerciendo sus funciones al menos hasta el final del año, ahora dos fuentes revelaron a la cadena bajo condiciones de anonimato que «no se sorprenderían si hubiera un ‘Rexit’» más pronto de lo predicho.
Una fuente de la agencia Reuters cercana a la situación señaló que a Tillerson le entristece «no tener autonomía, independencia y control sobre su propio departamento, así como tampoco la posibilidad de hacer el trabajo de manera en la que este e hace tradicionalmente». Sin embargo, precisó no saber nada sobre la posible dimisión del secretario de Estado. Aunque agregó que en ciertos aspectos la situación «parece empeorar».
El portavoz de Tillerson, R.C. Hammond, desmintió los rumores en torno a la escalada de tensión y las intenciones de Tillerson de dimitir y señaló que el alto funcionario tiene «muchas razones para seguir en el cargo y todas ellas son importantes para EE.UU.». En ese sentido, la CNN menciona que si Tillerson permanece en su cargo, podrá «continuar sus esfuerzos para reorganizar el Departamento de Estado».
El pasado viernes el secretario de prensa de la Casa Blanca, Sean Spicer, renunció a su cargo tras la designación del financista Anthony Scaramucci como director de comunicaciones, que consideró un error grave.