Tres décadas vaciando las clases de Informática de mujeres

Si alguna vez has estado matriculado en alguna ingeniería universitaria o en algún módulo relacionado con la informática, seguro que habrás advertido el bajo, bajísimo porcentaje de mujeres que formaban parte del alumnado. La percepción subjetiva es unánime: hay pocas chicas en estas carreras. ¿Qué dicen los datos? Aunque se han realizado algunos estudios al respecto en España, nunca se había estudiado de forma sistemática, nunca se habían plasmado números que cuantificaran este problema en un informe. Hasta ahora.

Juan Julián Merelo Guervos, Catedrático en el Departamento de Arquitectura y Tecnología de Computadoras de la Universidad de Granada, ha publicado el informe Evolución de la matrícula femenina en el grado de Informática en universidades públicas españolas en el que recoge, con datos del Ministerio de Educación, cómo ha ido variando la presencia de las mujeres en las carreras informáticas del sistema universitario público durante las últimas tres décadas. La conclusión es demoledora: el porcentaje lleva tres décadas reduciéndose de forma constante. Del 30% de matrículas en Informática en las universidades españolas que teníamos en los años 1985-1987 hemos pasado a un pírrico 12% en el curso 2016-2017.

Mujeres En Informatica

Una de cada diez

El problema con la Informática es singular porque actualmente las chicas suponen más de la mitad del alumnado universitario. El 20% con el que comenzó la década de 1960 se fue incrementando para lograr llegar al 50% a mediados de los ochenta. A partir de ahí, una ligera subida para consolidarse como la mayoría académica. ¿Qué ocurre con la Informática entonces?

«El autor ha realizado un análisis de las chicas asistentes a los campus infantiles (Merelo-Molina and Merelo-Guervós 2016), concluyendo que existe un punto de inflexión alrededor de los 10 años en los que las niñas dejan de tener interés por la Informática como una carrera profesional.

Esto apunta a que las políticas de aumento de la diversidad deben de hacerse con vistas en el medio, incluso el largo plazo. En parte, estos resultados están corroborados por un estudio realizado en el Reino Unido (Standards in Education (England)(Ofsted) 2011) que afirman que las chicas tienen una idea de las carreras dominada por los estereotipos de género; efectivamente, estos estereotipos perjudican a carreras tales como la Informática.»

¿De dónde vienen estos estereotipos? En Planet Money dieron una buena hipótesis: a mediados de los ochenta empezó a caer en picado el porcentaje de mujeres en Informática, justo cuando los ordenadores comenzaron a llegar al consumidor doméstico… y justo cuando el marketing los empezó a orientar como «herramientas», dándoles un destino eminentemente masculino. Los ordenadores pasaron a ser cosa de chicos, no de chicas. La informática en realidad es un caso llevado más al extremo dentro de lo que ocurre con las ingenierías en general.

En el estudio de Merelo también se desglosa la presencia femenina en Informática por universidad. Y, aunque no hay ninguna en la que esta suponga más de un quinto del total, sí hay diferencias reseñables. Entre las cinco con un porcentaje menor hay cuatro catalanas y una balear (por orden, la Universitat de Lleida -en la que el porcentaje baja hasta apenas un 5%-, Universitat de Girona, Universitat de les Illes Balears, Universitat Autónoma de Barcelona y Universitat Politécnica de Catalunya. El origen de las cinco con un mayor porcentaje ya es más heterogéneo: Universidad de la Rioja, Universidad de León, Universitat de València, Universidad Pública de Navarra y Universidad de Alicante.

Así y todo, como el propio autor indica en Twitter, «no todo son malas noticias». Parte de estas cifras -insistimos, parte de ellas- se explican porque las mujeres se gradúan en mayor porcentaje que los hombres, así que los segundos pasan más años en la carrera, inflando artificialmente los números.

Que los números sean pese a todo extremadamente bajos no significa que no puedan bajar más y llegar a suponer menos que ese 12% actual. Sobre las causas de este descenso, Sara Gómez, asesora de la Real Academia de Ingeniería y directora del proyecto Mujeres e Ingeniería, en El Confidencial:

«En edades tempranas, la mayoría de las niñas aventajan a los niños en todas las materias, incluyendo las matemáticas. Así que la diferencia en sus comportamientos no tiene que ver con la falta de habilidad o los conocimientos adquiridos, sino más bien con la forma de enfrentar los retos».

El panorama es evidente: llevamos tres décadas vaciando las aulas de informática de mujeres, convirtiéndolas en cotos exclusivamente masculino, y la tendencia no se está revirtiendo de ninguna forma.

Si no hay maestras, no hay alumnas

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Sara también apunta a otro elemento clave: la ausencia actual de referentes femeninos en estos campos, fruto de todo lo anterior. En otros tiempos, antes de ese punto de inflexión en los ochenta, podíamos encontrar un número mucho mayor de mujeres programadoras con papeles muy destacados, en muchos casos muy por encima del de sus hombres coetáneos. Mujeres como Betty Snyder Holberton, Jean Jennings Bartik, Grace Hopper, Betty Snyder Holberton, Frances Bilas Spence, Kathleen McNulty Mauchly Antonelli, Ruth Lichterman Teitelbaum, Marlyn Wescoff Meltzer, Anita Borg… o por supuesto, Ada Lovelace, la primera programadora de la historia.

Y no solamente en programación: Valentina Tereshkova fue la primera mujer en ir al espacio. Tras una idea -con origen masculino, claro- de poner en órbita a una mujer, se seleccionó a un grupo de cinco en la que ella fue la única en llegar a viajar en cohete. ¿Y después? Tuvieron que pasar otros diecinueve años más para que una mujer volviese a ir al espacio: fue Svetlana Savítskaya.

El impulso del estereotipo de que la Informática es para chicos ha recrudecido una ya de por sí dañada visión de las ingenierías en general, desprovistas de referentes femeninos

La carencia de referentes femeninos no termina. Un año más, los Nobel no han reconocido el trabajo de ni una sola mujer. Nueve científicos, un economista, un escritor y un grupo de ONGs. Doce galardones, cero mujeres. Y no será porque no haya candidatas perfectamente válidas para ganarlos.

El número de profesoras en estas carreras también es muy bajo, y la situación se repite a lo largo de toda Europa y Estados Unidos. En algunos países como Portugal es un poco mejor, pero no demasiado. Las zancadillas a veces empiezan en casa, cuando no se da esperanzas a que las hijas puedan con una ingeniería. Carlos Conde, rector de la Universidad Politécnica de Madrid, en El Mundo: «Las ingenierías tienen fama de ser carreras más exigentes y algunos padres les dicen a sus hijas: ‘¿Pero cómo te vas a meter en esto, con lo duro que es? Vas a acabar muy tarde los estudios…'». Los prejuicios se empiezan a transmitir desde el núcleo familiar.

Merelo concluye el estudio con un llamamiento: «en todo caso está claro que para evitar la pérdida de presencia femenina en las aulas y en la profesión informática hacen falta políticas sostenidas a lo largo del tiempo y una apuesta clara en ese sentido». Se admiten apuestas sobre si las veremos a medio plazo.

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