LOS ÁNGELES. Tiger Woods y Rory McIlroy charlaban en el fairway del 17mo hoyo en Riviera cuando se detuvieron un momento, mientras McIlroy ensayaba su swing. A primera vista, parecía una improvisada lección de golf.
No lo era. Estaban hablando sobre drivers y ritmo de rotación y otros asuntos técnicos.
Woods no está buscando otro entrenador.
McIlroy dijo que lo único que Woods necesita es tiempo, más allá de los dos días libres adicionales que tendrá después que Woods no superó el corte del fin de semana en el Genesis Open.
“Está muy cerca, muy cerca”, dijo McIlroy, repitiendo la frase para enfatizar. “Denle un poco de tiempo. Todavía está tratando de resolver algunos asuntos con su equipamiento, está en transición de drivers y otras cosas, pero está cerca”.
Eso es lo que Woods solía decir cuando estaba cambiando su swing y no se había sometido a cuatro cirugías de la espalda. Solía resolver ese tipo de problemas, y ganó majors con tres swings diferentes.
Pero ahora, las expectativas para Woods son mucho más bajas.
Woods comenzó su más reciente retorno al campo de juego con un empate en el 23er puesto hace tres semanas en Torrey Pines. El golfista estadounidense no consideró que fuese un traspié los ocho bogeys que sumó al firmar una tarjeta de 76, cinco sobre par, para perderse el corte del fin de semana en Riviera por cuatro golpes.
“Todos mis disparos del tee se fueron a la izquierda, y tampoco estuve bien con el putt… y por lo tanto nunca pude tener una buena racha”, comentó. “Sabía que tenía que remontar en los nueve últimos hoyos, e hice lo contrario”.
Después de dos semanas y seis rondas de juego en su regreso, Woods sabe que tiene que mejorar.
“Estoy satisfecho y al mismo tiempo no muy contento con algunos aspectos”, dijo. “Es bueno volver a competir y poder salir a jugar, practicar después de cada ronda. Eso ha sido agradable, y es algo que no he podido hacer en años. Así que ahora debo seguir mejorando”.
Su siguiente torneo es el Honda Classic la próxima semana en la Florida.