Santiago está en agonía… Abel Martínez entre el protagonismo y el despropósito

Por Fernando Peña

Gobernar las alcaldías fuera de la realidad social e institucional de los municipios tiene graves consecuencias.

Los alcaldes, y Abel Martínez no es la excepción, no gobiernan la economía, la educación, la seguridad ciudadana, medio ambiente, turismo, transito, etc., son áreas muy vitales, todas controladas desde el Gobierno Central.

Las alcaldías se quedan con atribuciones menores.

En esas condiciones como puede una alcaldía ser gestora de desarrollo de manera independiente del gobierno central, del sector empresarial y de la fuerza viva del municipio.

Con la confrontación ningún alcalde puede gestar desarrollo.

Para lograr orden, disciplina, cumplimiento de normas y reglas, limpieza, debe hacerlo en armonía, en coordinación con el Gobierno Central, en alianza con el sector privado y la activa participación ciudadana y sectores de la ciudad.

Solo así puede lograr objetivos para la comunidad e impulsar la inversión productiva.

Solo así puede un alcalde, en este caso Abel Martínez, ejecutar proyectos que dinamicen la economía municipal, que genere empleo, que reduzca la pobreza y el deterioro del medio ambiente.

Porque no es solo recoger basura y mantener las reatas y parques limpio.

Tiene que ser gestor del desarrollo.

Y respetar las decisiones del Concejo de Regidores.

El centralismo pauta el quehacer gubernamental, si se sale de ahí termina marginado.

Abel Martínez se expone a ser marginado.

Si Abel Martínez no entiende que los focos del desarrollo de Santiago están centrados, supervisado y dirigido por el Gobierno Central, en armonía con el empresariado local y la ciudadanía terminara con una gestión colapsada.

Ese esquema Abel Martínez no podrá variarlo, porque incluso ello se expresa en todo, hasta en actitudes intelectuales, mentales y culturales.

Es una inequidad intermunicipal, pero es una realidad que el que la quiebra paga las consecuencias políticas y sociales.

Los fondos presupuestarios entre el gobierno central y la alcaldía se pueden ver afectados, al igual que la distribución de recursos y facilidades, y las recaudaciones municipales afectarse, cayendo al colapso económico total del Ayuntamiento

Por el camino de confrontación que Abel Martínez lleva al gobierno municipal no podrá liderar la transformación de las comunidades de Santiago, ni convertir la alcaldía en el motor del desarrollo económico, social y cultural.

El alcalde y regidores fueron elegido para elevar la calidad de vida de los munícipes no para degradarlo y disminuirlo, para elaborar proyectos, que impulsen un desarrollo integral su territorio.

Santiago está en agónica de pobreza, las acciones de Abel Martínez bajo su criterio de orden y limpieza está convirtiendo la ciudad en estáticas en el tiempo, en una paralización de su economía, en definitiva, en una regresión.

Abel Martínez esta a tiempo de rectificar y aunar esfuerzo para Santiago y su desarrollo con el Gobierno Central, los empresarios, los ciudadanos y toda la fuerza vida de la ciudad.