Santiago es un basurero con luz y vitrinas, dice el reputado jurista Negro Veras

Por: Ramón Antonio Veras

Especial/Caribbean Digital

1.- Acumular desperdicios en una ciudad o  casa habitada, es propio de sucios,  de personas indiferentes ante la sucieza. Precisamente, en la casa grande de los santiagueras y santiagueros, los desperdicios se han convertido en compañeros en la vida diaria de los que habitan su casa grande,  que   es la ciudad de Santiago de los Caballeros.

En Santiago hay basura por todas partes. Foto de archivo
En Santiago hay basura por todas partes. Foto de archivo

2.- Santiago es, pura y simplemente, un basurero con luz y vitrinas, calles y avenidas; es un basural desorganizado que apesta, contamina y enferma; es un sumidero con habitantes muy refinados a los cuales no les  importa la hediondez; es una porquería  con una Alcaldía que menosprecia a los santiagueros y santiagueras.

3.- Santiago es un estercolero que vive de un pasado de limpieza, en un presente de basura y desorden; es un bañadal con apariencia de ciudad civilizada;  es un escorial con habitantes bien vestidos y harapientos; es una ciudad dominada por lo que no sirve o sirve poco, la cual se ha convertido en el símbolo de un Santiago abandonado, desordenado, asqueroso, desamparado, desatendido, y desprotegido por una Alcaldía indiferente a todo lo que significa limpieza para Santiago.

4.- Todo aquel habitante de la ciudad de Santiago de los Caballeros, que quiera comprobar si es cierto o no que está conviviendo con  la basura, la sucieza y la contaminación, que haga un recorrido por el centro de la ciudad;  se motive a dar un paseo  por el Hospedaje Yaque; haga un tour por el parque Duarte, el Mercado de los jueves frente al Cementerio de la 30 de marzo,  al mercadito que está frente al Hospital Cabral y Báez y el Hospicio San Vicente de Paul;  y, finalmente, pañuelo en nariz concluya su tránsito  en la humareda del vertedero de Rafey, para después necesariamente visitar a su neumólogo.

5.- La vida, al igual que la política, se nutre de realidades.  Quisiéramos decir que Santiago es una ciudad limpia, bonita, aseada, en la cual se respira un ambiente agradable; y que su alcaldía  se ocupa de mantenerla bella.

6.- Pero no podemos vivir de ilusiones, la realidad nos está dando en la cara. Santiago es, lamentablemente, y hay que decirlo con todo pesar, una ciudad inviable, un basurero, dominado por todas las porquerías, y con una Alcaldía que es una afrenta; ella está en cualquier cosa menos ocupándose  de Santiago.