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SANTO DOMINGO.- A casa llena, República Dominicana recibió a Alejandro Fernández, quien anoche demostró que a pesar de seis años de ausencia mantiene cautiva esta parte de la isla.
El público se fundió en un solo aplauso a las 9:30 de la noche cuando las luces del Estadio Quisqueya se apagaron y unas imágenes del artista fueron proyectadas en pantalla gigante.
De inmediato, ataviado de saco y corbata, apareció el «Potrillo», quien combinó de manera perfecta su energía y ternura para dar inicio a su gira «Confidencias», con la canción «Cóncavo y convexo».
Los gritos no cesaban, y un «buenas noches, Santo Domingo» aumentó la euforia, que permaneció durante toda la noche.
Alejandro Fernández hizo un repaso de su carrera musical, y entre éxito y éxito interpretó nuevas canciones, para las que pedía atención.
Tras una hora de concierto, el artista mexicano se ausentó de la tarima y un conjunto de mariachis preparó el escenario para que el «Potrillo» apareciera nuevamente vestido de charro.
A ritmo de rancheras, Fernández alagó a las mujeres, en especial a las dominicanas. «Para nosotros la mujer es y siempre será nuestra musa».
En medio de la algarabía, Alejandro se despidió, pero de forma tan tímida que la gente percibió que se trataba del típico me voy para regresar.
El escenario quedó a oscuras y minutos después un juego de luces anunció la nueva entrada del artista, que vestido con un pantalón negro de cuero y un t-shirt del mismo color dejaba ver su cuerpo escultural.
«Lo malo de este concierto es que cuando se termine tendré que volver a mi realidad», dijo entre gritos una señora de unos 60 años y que suspiraba por la exuberante figura.
Luego de otras cinco canciones, Alejandro se paró en medio del escenario y abrió sus brazos para un formal hasta luego.
«¡Buenas noches Santo Domingo!» Ya tengo ganas de regresar. Les prometo que volveré pronto, no les voy a abandonar», dijo Fernández de forma enérgica para terminar con un concierto perfecto.