Si Ivanka Trump tuviera siete años, su foto sentada en la mesa del Despacho Oval hubiera arrancado una sonrisa hasta al peor enemigo de su padre. Ese ha sido siempre el trabajo de los hijos del presidente: poner la nota amable, humanizar al líder. Pero Ivanka tiene 35, su propia familia, un imperio empresarial a su nombre y, a falta de que diseñen un puesto a su medida, no ejerce ningún cargo oficial en la Casa Blanca.
Y pese a todo, allí estaba: sentada en la silla del presidente, flanqueada por papá y Justin Trudeau, primer ministro de Canadá. «Una conversación estupenda con dos líderes mundiales sobre la importancia de que las mujeres tengan un asiento en la mesa», escribía en Twitter desatando la tormenta. «¿Qué está haciendo exactamente Ivanka Trump?», se preguntaba el ‘Washington Post’.
Oficialmente, Ivanka está de excedencia de la vicepresidencia de la Trump Organization y de la dirección de su línea de ropa. Oficiosamente, acompaña a su padre en viajes y reuniones, almuerzos y actos oficiales. Extraoficialmente, está ejerciendo de ‘first lady’ y/o asesora presidencial a jornada completa.
Y además, vive instalada en el ojo del huracán después de que varios grandes almacenes, como Neiman Marcus o Nordstrom, anunciaran que dejarán de comercializar sus productos y que su padre y sus asesores convirtieran una decisión empresarial en algo político.
Pero las imágenes que realmente han dado la vuelta al mundo son las de su interacción con Trudeau. Esa mirada embelesada, esa seductora melena al viento, esa sonrisa de cautivada hasta el tuétano. Es difícil culparla: él es carismático, simpático y guapo. Pero el problema real es que no sabe qué quiere ser de mayor, si empresaria, asesora, first lady o first daughter. O quizá sí y no lo cuenta.
Baile de sillas
Todo eran asientos vacíos alrededor de Tiffany Trump, la hija pequeña del presidente, en la first row del desfile de Philipp Plein en la Semana de la Moda de Nueva York. Varios invitados ilustres se negaron a sentarse a su lado y que se hiciera la consiguiente foto. El baile de sillas se prolongó una hora, hasta que los organizadores sentaron a Tifanny junto a su amigo y estrella de Instagram Andrew Warren y empezó el show. No es fácil ser miembro del clan Trump en los tiempos que corren…
‘First lady’ de portada
Los diseñadores no quieren vestir a la primera dama. O esa era la consigna hasta ahora… Pero Anna Wintour, editora de ‘Vogue EE.UU.’ y gurú del universo fashionista, amiga de los Obama y votante de Hillary Clinton, ha anunciado que Melania será portada de su revista. «Es la tradición. No puedo imaginar que esta vez sea diferente», le contó al Wall Street Journal. Muchas lectoras fieles amenazan en Twitter con cancelar su suscripción.